"Nunca dudes de que un pequeño grupo de ciudadanos conscientes y comprometidos puede cambiar el mundo; de hecho, ellos son los únicos que lo han logrado" — Margaret Mead
Como resultado de este flujo constante de desastres —naturales y provocados por el hombre—, muchas personas se han quedado con la sensación de que ya no pueden soportar nada más. Puede que estemos experimentando fatiga por compasión (el agotamiento profundo que surge de la empatía prolongada) y sentimientos de impotencia, ira o frustración.
Aunque estos sentimientos son completamente normales, por sí mismos no generan ningún cambio real. Nuestra costumbre de compartir contenidos en redes sociales, ver constantemente los noticieros y lamentarnos con nuestros amigos por lo que sucede, hace mucho por aumentar esos sentimientos de enojo e impotencia, pero hace muy poco por el progreso personal y de la sociedad como un todo.
Por esta razón, el año pasado hice un propósito de Año Nuevo: no me quejaré de nada que no esté dispuesta a cambiar de manera proactiva.. Por ejemplo, no me permito quejarme de una situación política o un problema social si no he actuado primero, ya sea llamar a un funcionario electo o hacer voluntariado en causas que considero importantes. Esta práctica ha provocado un cambio profundo de paradigma; me hace sentir parte de la solución y no una víctima de las circunstancias.
El año pasado hice un propósito de Año Nuevo: no me quejaré de nada que no esté dispuesta a cambiar de manera proactiva.
Si queremos hacer una diferencia en el mundo, necesitamos crear las condiciones internas y externas que nos ayuden a hacer un mayor impacto. Aquí te dejo algunos métodos con los que puedes empoderarte para generar un cambio significativo con gentileza y valor.
1. Haz conexión con la tierra
Primero, bríndate la oportunidad de experimentar realmente tu respuesta inicial. Tómate un tiempo para sentir tristeza, conmoción, pena o cualquier otra emoción que pueda estar surgiendo. Siente el amor por aquellos que están sufriendo, incluso por ti.
Mientras tanto, deja entrar los sentimientos de seguridad y confort y conéctate con el profundo sentido del ser que siempre está presente dentro de ti, no importa lo que sea que esté pasando en tu vida. Comprométete a una práctica que te ayude a mantener esa conexión con el estado arraigado del ser, como caminar por la naturaleza, practicar yoga, meditar, realizar ejercicios de respiración o meditaciones guiadas con yoga nidra. Preocúpate por comer bien y dormir plácidamente. Serás más eficaz cuando regreses de este centro.
2. Recuerda que sentirte "mal" por las cosas no cambia nada
Aunque es importante sentir estos eventos plenamente, cuando dejamos que los sentimientos de tristeza, ira o miedo reemplacen nuestra capacidad de actuar, perdemos nuestro poder. Recuerda que estos sentimientos son mensajeros que nos dicen que queremos que las cosas sean diferentes, que queremos un cambio. Reconoce los sentimientos, escucha su mensaje y deja que te den el poder de hacer la diferencia.
3. Enfócate en los problemas que tocan tu corazón y haz algo al respecto
No podemos con todo a la vez, por lo que es mejor enfocarte en una o dos cosas que puedes hacer bien y comprometerte por completo a tu causa. Confía que serás el mejor en lo que sea que inspire tu corazón. Plantéate cómo puedes hacer la mayor diferencia. Tal vez sea dedicando tiempo para ayudar directamente en la situación. También puedes usar tu voz para educar a los demás sobre una causa o realizar alguna donación monetaria. Cuanto más te veas y sientas haciendo una diferencia, más pasión sentirás por generar un cambio.
4. Evita sentirte abrumado
Ten cuidado de no cargar el peso del mundo sobre tus hombros. Enfócate en lo que te toca y confía en que las demás personas se encargarán de los problemas que a ellos les tocan. Estamos juntos en todo esto.
Tómate un tiempo para reflexionar sobre los resultados positivos que surgen al enfrentarse a una situación difícil, por ejemplo, cómo las adversidades unen a las personas con el fin de generar un cambio. A veces, nos gana la "costumbre" de enfocarnos en las cosas negativas, cuando, en realidad, están sucediendo millones de cosas positivas en cada momento.
5. Encuentra una comunidad
¡Recuerda que juntos podemos hacer mucho más! Algunas veces tenemos miedo de actuar solos, pero cuando aprovechamos el poder de la comunidad, nos empoderamos por esta conexión y colaboración con los demás. Busca personas afines a tu causa y aprovecha la energía que surge de trabajar de manera colectiva por un bien mayor. Ampliar el sentido de comunidad también ayuda a superar la soledad y la desesperanza, ya que te conviertes en testigo de las importantes contribuciones que realizan los demás.
6. Practica la autocompasión, la paciencia y la autorreflexión positiva
A veces nos enfocamos en lo que "podíamos haber hecho" o lo que "podría haberse hecho mejor", lo que resulta desalentador y minimiza la importancia de nuestros esfuerzos.
Una de las partes fundamentales del servicio es la de reflexionar sobre lo que hiciste y por qué ayudó. Esto genera impresiones mentales positivas y libera endorfinas en el cerebro, aumentando las chances de que volvamos a ser proactivos y, además, mejoremos nuestra eficacia.
7. Sé resiliente y evita el desánimo
Si estás luchando por un cambio cultural, ten en cuenta que no sucede de la noche a la mañana. Habrá duros recordatorios de que el progreso no siempre es lineal. Recuerda que la adversidad no siempre denota una falta de avances: el progreso requiere tiempo. Confía en que estás sembrando semillas de las que finalmente florecerán cambios positivos.
8. Prioriza tu tiempo
Solemos pensar que no tenemos suficiente tiempo para ayudar, cuando en realidad sí lo tenemos. Reconoce que decir "no tengo tiempo para eso" es una sutil manera de decir "eso no está entre mis prioridades". Analiza cómo gestionas tu tiempo y realiza los cambios apropiados. En vez de salir por unos tragos con tus amigos, prueba a trabajar junto a ellos en un proyecto comunitario o en una recaudación de fondos. Por ejemplo, puedes dedicarte a preparar alimentos para jóvenes sin hogar una noche a la semana. Crea una nueva normalidad que incluya tiempo para el servicio desinteresado.
9. Cuídate
Recuerda que no puedes beber de una taza vacía: agotar toda la energía inhibe nuestra capacidad de ayudar a otros. Asegúrate de guardar tiempo para una verdadera autonutrición. Identifica y reduce —o elimina— cualquier actividad que parezca relajante, pero que, en realidad, aumenta tus niveles de estrés (como revisar las redes sociales o mirar mucha televisión).
Es importante mantener la constancia con las prácticas que te mantienen arraigado y conectado con tu yo verdadero e inmutable, ya sea una práctica espiritual, meditación, deporte, una caminata por la naturaleza o cualquier otra cosa que toque tu corazón.
Recuerda que no puedes beber de una taza vacía: agotar toda la energía inhibe nuestra capacidad de ayudar a otros.
10. Ten presente el poder de la energía positiva, la meditación y la oración
La oración y meditación son actividades proactivas que pueden fortalecerte, inspirarte y mantenerte en paz en medio de la adversidad. La próxima vez que surjan los miedos y las preocupaciones, inúndalos de amor, presencia y compasión. Recuerda que, al final, la luz siempre conquista a la oscuridad. Siempre.
Dicho esto, ¿aceptas el desafío? ¿Te unes a mi idea de no lamentarte por cosas en las que no estás interviniendo? ¿Quién más hará este trabajo esencial? Mira a tu alrededor, obsérvate en el espejo: somos nosotros. Nosotros PODEMOS hacer una diferencia y ESTAMOS haciendo una diferencia.
Apoyémonos los unos a los otros para hacer de este mundo un lugar mejor. Esto no es un concepto ideológico: al mundo lo cambian aquellas personas que sienten el sufrimiento y luego actúan al respecto.