5 nuevas maneras de utilizar una correa de yoga

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¿Olvidaste que tienes una correa o un cinto en tu bolso de yoga? Quizás no te hayas dado cuenta de que esa banda elástica o cinto, especialmente aquel que mide unos dos metros y medio, puede ofrecer algunas opciones terapéuticas excelentes. Y tal vez descubras que utilizar una correa  sea tan agradable para aliviar la tensión de tu cuerpo que la incorporarás en tu práctica habitual.

Comencemos.

1. Dandasana reclinada y upavistha konasana

Estas variantes boca arriba con ayuda de una correa son ideales para estirar los isquiotibiales tensos y la parte interna de los muslos, a la vez que evitan que la espalda se redondee, como cuando te inclinas hacia delante cuando estás de pie o sentado.

Para la dandasana reclinada (postura del bastón), comienza por sentarte en el piso. Haz un gran lazo con tu correa o cinto. Pasa el lazo sobre tu cabeza y deslízalo por tu espalda hasta colocarlo sobre la parte superior de tu sacro (quedarás sentado dentro del lazo). Toma el otro extremo del lazo y colócalo sobre los arcos de tus pies. Ajusta la banda o la cinta para que el nudo o la hebilla no quede contra tu sacro o justo en la planta de tus pies. Debería quedar en un lugar al que puedas acceder fácilmente cuando te acuestes boca arriba, en caso de que necesites ajustarlo o aflojarlo.

Acuéstate boca arriba y apunta la planta de tus pies hacia el cielo para obtener un buen estiramiento de los isquiotibiales. La correa debería Suficientemente ceñida, no demasiado suelta, sino ajustada lo necesario para sostenerte en el estiramiento.

Presiona tus isquiones contra el piso y deja que tu espalda baja se curve levemente, creando un pequeño espacio entre tu zona lumbar y el piso. Resiste la tentación de aplanar la parte inferior de la espalda o dejar que la cadera se curven alejándose del suelo.

Si todavía no sientes un estiramiento en los isquiotibiales, lleva tus pies hacia ti, creando un ángulo de 80 grados (en vez de 90 grados) entre tus piernas y el piso. Ajusta la correa o el cinto para que quede tenso y mantén el espacio entre tu espalda baja y el piso.

Como variante, puedes probar hacer la postura upavistha konasana (flexión sentada hacia adelante) reclinada con el soporte de la correa y las piernas separadas en forma de V. A menos que tengas una banda muy larga, deberás atar dos correas  para conseguir formar un lazo lo suficientemente grande.

Mantén cualquiera de las variantes durante diez respiraciones.

2. Supta padangusthasana con dos bandas

Esto es similar a practicar la postura supta padangusthasana (mano al dedo gordo del pie) con el pie de la pierna contra el piso presionada contra una pared. Al hacer esta presión, nos ayudamos a llegar a nuestro máximo alcance, mientras el piso nos proporciona un anclaje. En esta versión las dos correas sustituyen la resistencia de la pared y ayudan a lograr ese anclaje.  Además, tus manos no se cansarán.

Comienza sentado. Haz un lazo grande con cada correa o cinto. Coloca un lado de la correa alrededor de la parte superior del muslo derecho, justo en el pliegue de la cadera. Toma el otro lado y colócalo en el arco del pie Izquierdo y extiende la pierna izquierda sobre el piso. Coloca la otra banda o cinto alrededor de la parte superior del sacro y luego en el arco del pie derecho (de manera similar a la postura anterior, dandasana reclinada).

Acuéstate boca arriba y apunta la planta de tu pie derecho hacia el cielo. Tira de la correa para mantener la pierna a un ángulo cercano a 90 grados en relación al piso y asegúrate de que la banda que está sujeta alrededor del pliegue de la cadera derecha y del pie izquierdo también esté tensa. Es probable que sientas un tirón hacia abajo en la cadera derecha.

Quédate así durante diez respiraciones, a continuación cambia de lado.

3. Ardha parsvottanasana

Necesitarás un par de bloques o una silla para hacer esta variante de la postura de la media pirámide.

Haz un lazo grande con tu correa y desde tadasana (postura de montaña) pisa con tu pie izquierdo, para que una punta del lazo quede justo debajo de tu arco izquierdo. Gira levemente el pie izquierdo, como lo harías normalmente con la postura de la pirámide o del guerrero I. Luego, pasa el pie derecho hacia adelante a través del lazo, de manera que entre el pie derecho y el izquierdo haya una pierna de distancia. Lleva la otra punta del lazo hacia arriba y colócalo alrededor de la parte superior de tu muslo derecho.

Aprieta la correa o cinto. Mantén tu pie izquierdo presionando la correa e inclínate hacia adelante desde el pliegue de la cadera, llevando tus manos a dos bloques o al asiento de una silla. Mantén tu columna larga.

La banda ayuda a tirar de la parte delantera de la cadera hacia atrás, mientras estiras los isquiotibiales. Debes sentir como si te estuvieras haciendo un ajuste de asana manual. También puedes sentir algo parecido a cuando tu profesor de yoga ajusta manualmente la postura, tirando hacia atrás de tu cadera externa.

Quédate así durante cinco a diez respiraciones, luego cambia de lado.

4. Mochila postural

Desata tu correa y encuentra su punto medio. Coloca el centro de la correa sobre las puntas de los omóplatos y luego pasa los extremos de la correa por debajo de las axilas y por sobre los hombros. Ahora desliza los extremos por debajo de la correa—y por detrás de tu espalda— y tira de ellos para tensarlos. Esta acción por sí misma es una buena forma de reposicionar los omóplatos medialmente, es decir, para atraerlos uno hacia el otro.

Quédate así durante cinco o más respiraciones.

5. Hamaca para la cabeza

Para relajarte completamente, necesitarás por lo menos una correa de dos metros y medio. Si mides más de un metro ochenta, necesitarás una banda de tres metros.

Haz un gran lazo con la correa. Acuéstate boca arriba y coloca un extremo de la banda alrededor del borde occipital de la cabeza (donde la base de la cabeza se encuentra con la columna vertebral). Coloca el otro extremo alrededor del arco del pie derecho.

Cuando estires la pierna derecha, debe quedar en un ángulo de unos 90 grados en relación al piso. La otra pierna debe extenderse y relajarse en el piso. El peso de la pierna levantada creará tracción en la parte posterior del cuello, lo cual puede ayudar a aliviar la tensión de la cabeza y el cuello.

Por lo general, esta postura te permite  experimentar una profunda sensación de relajación.

Permanece por diez respiraciones, luego cambia de lado.

Como variante, puedes inclinar la cabeza levemente de un lado al otro, provocando un estiramiento en cada lado del cuello.

Si bien todas estas posturas se pueden practicar juntas como una secuencia, también se pueden hacer individualmente, según la tensión que sientas en tu cuerpo. Seguramente te darán una gran razón para sacar esas correas de la oscuridad y darles un buen uso.

Acerca del Maestro

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Beth Spindler
Beth has over four decades experience in utilizing yoga as a healing modality, plus the highest certification... Leer más