En los últimos tiempos, las bandas de resistencia se han puesto de moda en el mundo del yoga. Nos han demostrado ser una herramienta invaluable para redefinir el concepto de práctica interconectada (eso que sucede cuando movemos una parte de nuestro cuerpo contra la resistencia de la banda: sentimos una clara reacción en otra área). Se podría decir que las bandas de resistencia facilitan una conexión entre la mente y el cuerpo, pero esa es solo una pequeña parte del impacto positivo que nos brinda su uso.
Aquí te contamos cinco buenas razones para incorporar bandas de resistencia en tu práctica de yoga:
Como maestra de yoga le doy mucha importancia a la alineación. Me impresiona ver cuán interconectado está nuestro cuerpo y cómo el lenguaje puede facilitar la experiencia de esa realidad. Por ejemplo, estoy en la postura de la montaña y escucho la indicación "presionar los pies con firmeza en el suelo y empujar con la coronilla". Cuando respondo a la instrucción y hago exactamente eso, ¿qué es lo que sucede? ¿En verdad “crezco”? ¿Mi columna se alarga realmente? No estoy segura de qué es lo que ocurre, pero sí, allí hay una conexión. Puedo movilizar mi cuerpo para crear todo tipo de experiencias sensoriales.
El gran inconveniente con las indicaciones verbales es que deben ser universalmente comprensibles para poder provocar la misma respuesta en todos. Pero, algunas veces, el lenguaje puede llegar a ser muy abstracto. Por ejemplo, si un instructor de yoga le pide a sus alumnos "levantar la parte frontal de los muslos y descender la parte trasera sin inclinar la pelvis o mover el resto del cuerpo", los estudiantes comienzan a preguntarse (por decir algo) cómo "levantar" la parte frontal de los muslos. ¿Qué es lo que produce esa elevación?
Otras indicaciones pueden ser tan técnicas que resultan abrumadoras para alumnos con poco conocimiento de anatomía. Por ejemplo: "al levantar los brazos, haz que los bordes internos de los omóplatos desciendan sobre la espalda para que los bordes exteriores se levanten y envuelvan las costillas laterales". Si el alumno no está familiarizado con la estructura y la ubicación de sus omóplatos, una indicación parecida a esta puede ser muy frustrante y difícil de seguir.
Las bandas de resistencia ayudan a entender las indicaciones muy específicas y te permiten sentir de inmediato lo que sucede en tu cuerpo con cada movimiento. En el caso de "presionar los pies con firmeza en el suelo y empujar con la coronilla", si colocas una banda alrededor de todo tu cuerpo (por debajo de los talones y sobre tu cabeza) y presionas los pies para levantar la columna, podrás sentir que la banda crea un "contenedor" en el cual el cuerpo puede "empujar". De esta forma se puede experimentar fácilmente el efecto de la indicación.
La segunda razón para incluir bandas de resistencia en tu práctica también se asocia con “sentir” o interiorizar las indicaciones de alineación. Las bandas le brindan un feedback al cerebro y fortalecen la conexión mente-cuerpo, incrementando nuestra propiocepción (es decir, nuestra habilidad para percibir dónde se encuentra nuestro cuerpo en el espacio).
Es muy común tener una falsa sensación de propiocepción. Por ejemplo, cuando llevamos los brazos por encima de la cabeza en urdhva hastasana (postura de la palmera) con las manos juntas o muy cerca una de la otra, podríamos pensar que tenemos los brazos rectos y que los estamos levantando directamente desde los omóplatos, cuando en realidad estamos doblando los codos después de alcanzar el rango final de movimiento de los hombros.
Usar una banda ayuda a corregir esta percepción errónea. Por ejemplo, si en la postura de la montaña colocas los brazos a la altura de los hombros y estiras una banda con las manos, cuando lleves los brazos hacia arriba notarás que se te hace más difícil doblar los codos. Las bandas de resistencia fortalecen la propiocepción y, en consecuencia, aumenta nuestra habilidad para mover el cuerpo más eficientemente.
Aunque tiendo a la hiperextensión, debo confesar que mi ego me hacía ignorar la idea de usar los músculos para estabilizar el movimiento de las articulaciones, porque ya estaba "haciendo" la postura. Pero si el propósito del yoga es practicarlo (y no hacerlo) y estamos trabajando para estabilizar las articulaciones activando la musculatura que las rodea, practicar ejercicios isométricos puede valer la pena. Las bandas de resistencia también son útiles en este caso.
Cuando hacemos contracciones isométricas, los grupos musculares no se alargan ni acortan y las articulaciones no se mueven. Los ejercicios de este tipo brindan una nueva dinámica a las articulaciones y a la vez les ofrecen soporte físico. Al añadir bandas de resistencia a tu práctica sentirás de inmediato la actividad muscular alrededor de la articulación, en lugar de una activación parcial (es decir, en un solo lado).
Por ejemplo, en la postura de la mesa, es común que los codos se "bloqueen" (es decir, se hiperextiendan) y puedes sentir presión cuando te afirmas sobre los tríceps. Para generar activación muscular en la zona de la articulación del codo, coloca una banda de resistencia alrededor de los antebrazos y empuja con la parte superior de los brazos hacia afuera. La presión se desplazará desde la parte exterior del codo hacia toda la circunferencia de la articulación.
Las bandas de resistencia no solo ayudan a trabajar de manera isométrica, sino también a desarrollar la fuerza necesaria para controlar tu cuerpo cuando se mueve contra una fuerza externa. Esto brinda flexibilidad y naturalidad en los movimientos tanto en las prácticas de yoga como en la vida cotidiana.
Al interiorizar indicaciones como "lleva la pierna al suelo en supta padangusthasana (postura de los pulgares) como si estuvieras atravesando una sustancia líquida y densa" te permite reducir la velocidad y controlar el movimiento. Sin embargo, usar una resistencia real también incrementa la conciencia de las sensaciones musculares que esta indicación intenta despertar.
Trabajar con estas bandas de resistencia también es una excelente manera de agregar un elemento extra de entrenamiento de fuerza en tu práctica de asana. Y como las bandas vienen con distintos grados de flexibilidad (de baja a alta resistencia), podrás incrementar la resistencia a medida que ganes fuerza.
Y ahora, les dejo mi razón favorita para usar bandas de resistencia en el yoga.
Aunque disfruto practicarlo y me encantan los desafíos que surgen en esta disciplina, debo admitir que el perro boca abajo siempre será el perro boca abajo y el guerrero II siempre será el guerrero II. No hay muchas variantes en una práctica monótona. Para poder estar conectada y presente uso las bandas porque profundizan mi conciencia y me ayudan a enfocarme. Nada me brinda una mayor armonía entre mente, cuerpo y espíritu que experimentar con posturas “inmutables” y explorar, por ejemplo, lo que sucede cuando conecto mi mano y pie opuestos con la banda y juego un poco en ardha chandrasana (postura de la media luna) o en el perro boca abajo. De esta forma, tengo la oportunidad de reinventar o revitalizar posturas habituales y puedo explorar esta aventura introspectiva.
Las bandas de resistencia nos pueden parecer simples "implementos de gimnasio", pero te sugiero probarlas y observar qué tipo de respuestas te ofrecen. Podrían inspirarte y cambiar la forma en la que experimentas el movimiento en tu cuerpo. No te sorprendas si profundizan tu conexión entre mente y cuerpo y expanden tu propiocepción. Cuando conozcas ese tesoro de experiencia sensorial, querrás incorporar estos utensilios en tu práctica cada vez que pongas un pie en el tapete.