5 razones por las cuales deberías incluir YinYoga en tu vida

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Recuerdo mi primer contacto con la práctica yin. Varios años atrás, me encontraba de viaje por los Estados Unidos, y debo decir que ese primer contacto fue incómodo. No sabía bien de qué  se trataba,  sólo tenía el conocimiento de que era una práctica muy suave y lenta.

La dinámica a la cual estaba acostumbrada era diferente; el estilo de mi práctica hasta ese entonces se parecía más a lo que hoy se conoce como vinyasa flow, es decir más bien dinámica y con poca permanencia en las asanas. En otras palabras, todo lo contrario a una práctica yin.

Años después, le volví a dar otra oportunidad debido al contexto en el cual me encontraba: tenía una hija pequeña, un estudio de yoga que atender, sentía a mi alrededor mucho movimiento, mucho “Yang” y sentí la necesidad de equilibrar mi  balanza interna. Esta vez la experiencia fue totalmente diferente, hasta el punto tal que decidí formarme para poder guiar este estilo tan transformador.

Antes de comenzar a darte los motivos por los cuales te recomiendo que le des una oportunidad al yin yoga, quiero contarte sus características principales:

Es una práctica lenta, pasiva, introspectiva con permanencia en la asana, proveniente del Tao que tiene a su vez fundamentos en la medicina tradicional China.

Además de la permanencia, la quietud en cada asana es necesaria para llegar a movilizar y revitalizar los tejidos más profundos del cuerpo: ligamentos, articulaciones y huesos.

Si bien el uso de accesorios es optativo, por lo general se suelen usar con el fin de aportar comodidad. Por este motivo, los solemos asociar a este estilo.

Quiero compartir 5 razones por las cuales deberías incluir el yin yoga a tu vida:

1. Es un espacio para desarrollar la auto-observación.

En una práctica yin, al haber permanencia, podemos utilizar eficazmente ese tiempo  para sentir conscientemente nuestro cuerpo y las sensaciones que se desprenden de cada asana.

Entrenar la mente en este sentido nos permite aplicarlo en nuestra vida más allá del tapete. Conocernos y explorar el origen de nuestras reacciones nos ayuda a ganar confianza y seguridad sobre nosotros mismos.

2. El yin yoga nos enseña sobre la aceptación.

Esta idea viene de la mano de la quietud. Aceptar a permanecer quietos y sentir comodidad son unas de las premisas más importantes para que la práctica yin sea realmente efectiva. Lo que estamos haciendo es ayudar a calmar nuestra mente y desde ese lugar contemplamos y aceptamos lo que está sucediendo, honrando de esta manera nuestro presente.

3. El yin yoga nos enseña a vivir en el presente.

La vida tal cual se presenta actualmente requiere de programación, a largo y a corto plazo. La vida diaria, las exigencias y obligaciones hace que nuestra mirada esté puesta en el futuro; rara vez prestamos atención a lo que está pasando en  ¨el aquí y ahora¨.  Instintivamente, reaccionamos a los hechos  que pasan en nuestra vida, automatizando sensaciones.

En una práctica yin aprendemos a estar en el cuerpo presente y a elegir cuales son las mejores posibilidades para transitar cada asana.

Al tener tiempo, podemos contemplar nuestras emociones y pensamientos.

Esta enseñanza, cuando la trasladamos a nuestra vida cotidiana, nos damos cuenta que es de gran valor: Saber disfrutar de estar en el  momento presente, sin cuestionarlo ni querer cambiarlo, solo permaneciendo, redimensionando el tiempo.

4. El yin yoga nos enseña a soltar.

Muchas veces escuchamos esta célebre frase: aprender a soltar, pero pocas veces sabemos cómo hacerlo. Pues bien, en una práctica yin, el soltar es algo que necesariamente tenemos que hacer, relajar.

Soltar es algo que haremos una vez que nos sentimos cómodos en la asana en la cual estamos ubicando nuestro cuerpo. Es aprender a relajarse, sin necesidad de controlar, contraer ni sostener ninguna parte del cuerpo.

Es renunciar al control, poder cerrar los ojos y explorar ese océano de calma y silencio que vive dentro nuestro.

5. El yin yoga te demuestra que eres tu propio gurú.

Para que este estilo de yoga pueda acceder a los estados más profundos del cuerpo (uno de los principales objetivos que tiene) es necesario, como vimos más arriba, la permanencia y la quietud. Ahora bien estas dos condiciones sólo se podrán lograr si elegimos correctamente la variante que mejor se adapte a nuestro cuerpo en ese momento en que estamos haciendo nuestra práctica. Si bien el profesor o la profesora nos guiarán ofreciéndonos alternativas, somos nosotros mismos, como practicantes, quienes tomamos la decisión final de cuál variante elegir.

Si lo pensamos detenidamente, es algo muy poderoso que nos permitirá desarrollar nuestro propio autoconocimiento: nadie mejor que nosotros mismos para tomar decisiones basados en nuestras propias necesidades.

Antes de terminar, me gustaría compartir una reflexión relacionada con el equilibrio . Al ser practicante de yoga estilos “yang" , el haber introducido la práctica yin a mi vida yóguica fue haber descubierto  esa parte que me estaba faltando para sentirme en equilibrio, tanto física como mentalmente.

Elementos que se desprenden de este estilo están relacionados, como dije anteriormente,  con la amabilidad, el silencio, la aceptación ,la permanencia, la auto -compasión, la paciencia… aspectos sutiles que “sazonaron” mi práctica para completarla.

Acerca del Maestro

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Yogaflor
En el año 2005 Florencia comenzó su camino en el Yoga casi de casualidad buscando un cambio radical en... Leer más