La autoconciencia que logras al practicar los cinco yamas te ayudará a transformar la energía negativa y a cultivar una sensación de paz profunda y duradera. A continuación te presentamos una breve definición de cada yama y algunos consejos sobre cómo ponerlos en práctica.
En sánscrito, el prefijo a- significa "no", mientras que himsa significa "dañar, herir, matar o infligir violencia". Ahimsa, el primero de los yamas y el de mayor importancia, es la práctica de no dañar o no infligir violencia. Según los sabios, esta es la clave para mantener relaciones armoniosas con el mundo así como una serena vida interior.
En un nivel más profundo, ahimsa no es tanto un proceso consciente como una consecuencia natural de la práctica del yoga. A medida que avanzamos en nuestro viaje, nos hace conscientes del pacífico y duradero núcleo que es nuestra verdadera naturaleza; el deseo de evitar el daño es una expresión espontánea de esa conciencia. Comenzamos a darnos cuenta de que el ser interior de los demás es idéntico al nuestro y no queremos que ningún daño alcance a ningún ser.
Practica la amabilidad, la aceptación y el perdón tanto contigo mismo como con los demás.
Consejo práctico: practica la amabilidad, la aceptación y el perdón tanto contigo mismo como con los demás. Según los sabios, cuando comprendemos el ahimsa por completo, emerge una confianza interior profundamente arraigada y sorprendentemente poderosa.
En sánscrito, la palabra sat significa "lo que existe, lo que es". Satya, a su vez, significa "veracidad". Esto implica ver y decir las cosas tal como son y no como nos gustaría que fueran.
Consejo práctico: mirando hacia tu interior, aprende a reconocer la cascada de miedos y otras emociones negativas que te empujan a tergiversar la realidad. Una vez que hayas entendido y procesado estos miedos, tus pensamientos, palabras y acciones se volverán a alinear con la verdad, aún cuando estés observando atentamente tus necesidades y deseos. Hacia afuera, evita decir mentiras, habla con amabilidad, compasión y claridad.
La palabra steya significa "robar". Cuando se combina con el prefijo a- le da el paso al tercer yama, asteya: no robar. Es probable que asociemos la palabra "robo" con objetos tangibles, pero los intangibles, como la información y los favores emocionales, quizás sean los objetos más robados en nuestro mundo.
Consejo práctico: debido a que la necesidad de robar surge de una sensación de infelicidad, incompletitud y envidia, la solución es practicar la entrega en cualquier oportunidad que se te presente. Da comida, da dinero, da tiempo. Como la riqueza no es más que un estado mental, te sentirás cada vez más rico. A través de la entrega desinteresada, el sentido de riqueza interior trae riquezas desde el exterior.
La práctica de la no posesión nos ayuda a examinar nuestras ideas asumidas y nos permite volver a relacionarnos con los demás de manera saludable.
La traducción literal de brahmacharya es "caminar en la conciencia de Dios". En la práctica, esto significa que brahmacharya lleva la mente hacia adentro, equilibrando y supervisando los sentidos y liberándonos de la dependencia y los deseos más vehementes. Los sabios nos dicen que cuando la mente es libre de la dominación de los sentidos, los placeres sensuales son reemplazados por un estado de alegría interior.
Consejo práctico: Tomar decisiones acertadas sobre los libros y revistas que lees, las películas que ves y personas que te acompañan te ayudará a conservar energía y mantener la mente enfocada y dinámica. Sé moderado en todas las actividades sensuales para no detenerte en ellas, mantente comprometido y sé fiel a un compañero en una relación de apoyo mutuo. Este es el “camino del medio” del brahmacharya.
Graha significa "aprehender" y pari significa "cosas", por lo tanto, aparigraha significa "no aprehender cosas" o, dicho de otra manera, no ser posesivo. Esto nos ayuda a lograr una relación equilibrada con las cosas que cada uno llama "mías".
Una máxima yóguica dice: "Todas las cosas del mundo son tuyas para usar, pero no para poseer". Esa es la esencia de aparigraha. Cada vez que nos volvemos posesivos, somos a la vez poseídos, aferrándonos ansiosamente a nuestras cosas y queriendo tomar más. Pero cuando hacemos un buen uso de las posesiones que nos llegan y las disfrutamos sin generar una dependencia emocional, entonces no ejercen poder sobre nosotros ni nos conducen a asumir falsas identidades y expectativas.
Consejo práctico: examina tus propias tendencias a ser posesivo. ¿Cuidas mejor un objeto tuyo que uno que pertenece a otra persona? ¿Compras más de lo que puedes usar? ¿Dependes demasiado de los otros? ¿Das más en una relación de lo que es saludable para ti? ¿Reemplazas el mutuo dar y recibir con la necesidad de controlar avaramente? ¿Intentas aumentar tu autoestima ganándote el amor de otra persona? La práctica de la no posesión nos ayuda a examinar nuestras ideas asumidas y nos permite volver a relacionarnos con los demás de manera saludable.