La palabra "fascia" se ha vuelto un término de moda en el mundo del yoga, ¿lo has notado? En los últimos tiempos se ha comenzado a valorar a este tejido corporal y han aparecido numerosos artículos sobre el tema (yo misma he escrito dos en estos años). Se ha convertido en el tema principal en muchas clases de yoga (particularmente en las que se utilizan accesorios que facilitan el automasaje con rodamiento, como las pelotas y los rodillos de espuma).
Comprendo el interés que suscita la fascia porque es un tema verdaderamente fascinante. Es un tipo de tejido conectivo que forma una red que alcanza todo el interior del cuerpo; rodea, penetra y conecta todos nuestros músculos, huesos, órganos, nervios, vasos sanguíneos y vasos linfáticos. De hecho, además de formar esa construcción que mantiene las estructuras internas unidas, el sistema de tejido conectivo como un todo trabaja en conjunto con nuestro sistema muscular para producir movimientos suaves y eficientes al transmitir y absorber la fuerza internamente. Sabiendo esto podemos ampliar nuestra comprensión acerca del movimiento, ¡es apasionante!
Los datos mencionados son interesantes, pero existen otras afirmaciones sobre la fascia que suelen ser muy aceptadas, aún sin tener suficiente respaldo científico. En este artículo me gustaría prestarle especial atención a algunas de estas afirmaciones en un intento de alentar a nuestra comunidad de yoga a que adopte un diálogo productivo y más cercano a la ciencia sobre este tema tan popular (y también sobre las maravillosas prácticas de masajes y rodamiento).
Mito número 1: Rodar sobre rodillos de espuma y otros accesorios para masajes deshace las adherencias, los nudos y el tejido cicatrizado de la fascia.
Todo masajista terapéutico conoce la experiencia de encontrar un punto tenso en el cuerpo de un cliente, masajearlo y sentir cómo se "libera" o "relaja" bajo sus dedos. Es natural que asuma que deshizo con sus manos un nudo en la fascia de su paciente, y resulta lógico que nosotros sintamos que sucede lo mismo cuando rodamos sobre accesorios de masaje.
Sin embargo, un dato poco conocido sobre la fascia es que sus fibras de colágeno son literalmente fuertes como el acero. Para "deshacerlos" realmente, habría que aplicar tanta fuerza que el cuerpo sufriría lesiones graves (algo que no harían las manos de un terapeuta o un par de pelotas para masajes).
A pesar de que sientas que un punto tenso de tu cuerpo cambia su textura luego de haber rodado sobre un elemento o haberlo masajeado, este cambio no altera la estructura de la fascia. Cuando la fascia cambia su estructura lo hace de forma lenta y le lleva un largo tiempo (el colágeno tarda aproximadamente tres años en remodelarse y cambiar completamente).
Cualquier cambio instantáneo que experimentes en el estado del tejido como resultado de un masaje no significa que las adherencias, los nudos o el tejido cicatrizado se están "deshaciendo"; en realidad se trata de cambios en el tono de los tejidos que son propiciados por el sistema nervioso.
Una vez que comprendemos que los tratamientos para tejidos blandos (masajes y ejercicios de rodamiento) trabajan principalmente a través de la comunicación neurológica y no operan físicamente deshaciendo adherencias, nudos o tejido cicatrizado, es probable que comencemos a realizar estos tratamientos de forma más suave.
Una vez que comprendemos que los tratamientos para tejidos blandos (masajes y ejercicios de rodamiento) trabajan principalmente a través de la comunicación neurológica y no operan físicamente deshaciendo adherencias, nudos o tejido cicatrizado, es probable que comencemos a realizar estos tratamientos de forma más suave. Los masajes y rodamientos sobre pelotas y rodillos de espuma son herramientas potentes y maravillosas que ayudan a que el cuerpo se sienta bien. Cuando comprendemos mejor el mecanismo que los hace funcionar, naturalmente los utilizamos de manera más sabia.
Mito número 2: Sentimos dolores corporales porque nuestra fascia está llena de nudos, adherencias y tejido cicatrizado.
Esta es una creencia muy común, pero se basa en información errónea sobre cómo funciona el dolor. He escrito anteriormente sobre la ciencia del dolor (puedes ver este artículo aquí), pero uno de los aspectos fundamentales del dolor consiste en que proviene del sistema nervioso y no de un estímulo provocado por las partes periféricas del cuerpo. Es fácil confundir estos conceptos, ya que al sentir dolor lo experimentamos en un área particular del cuerpo. Se siente como si el dolor estuviera en nuestros tejidos y, por lo tanto, como si fueran los propios tejidos los responsables de causarlo. Pero el dolor en realidad no reside en absoluto en nuestros tejidos, sino que se trata de una experiencia creada completamente por el sistema nervioso para que nosotros podamos percibir. Lo más probable es que funcione como una especie de señal protectora.
Dado que el dolor es una señal y no un estímulo, las adherencias, los nudos y el tejido cicatrizado localizados en el cuerpo (si es que existen en realidad, ¡pero ese es otro tema!), en realidad no son capaces de generar dolor. Este concepto puede resultar difícil de entender, sobre todo porque sabemos que cuando un masajista terapéutico toca cierto punto "nudoso" experimentamos sensibilidad o dolor. Pero el dolor que se siente no fue generado por el nudo, sino que fue creado por el cerebro y experimentado en ese punto. Además, sabemos que pueden existir otros lugares del cuerpo dolorosos al tacto sin que correspondan realmente a un "nudo" o a un punto de tensión, por el contrario, el tejido de esa zona se puede sentir blando y sin nudos. Probablemente, también existan varias partes del cuerpo que se sientan tensas pero que no estén asociadas con ningún tipo de dolor.
El dolor y el estado del tejido son entidades separadas que en ocasiones se superponen, pero que muy a menudo no lo hacen. Si bien es fácil creer que todos los puntos tensos debajo de nuestra piel son problemáticos, lo cierto es que muchos de ellos probablemente sean variantes normales y saludables de la propia textura de nuestros tejidos. Y el dolor, independientemente del lugar del cuerpo donde se sienta, tiene menos que ver con nudos, adherencias y tejido cicatrizante y más que ver con un sistema nervioso que se ha sensibilizado alrededor de un área particular. Comprender esto nos brinda progresivamente un cambio de perspectiva muy útil, ya que cuanto menos consideremos la sensación física de "tensión" y de "nudos" como si fueran patológicos, menos probable será que creemos efectos nocebos en nosotros mismos o en los alumnos y pacientes. (Un nocebo es el resultado negativo de un evento o acción inofensiva, provocado por una expectativa de efectos dañinos que genera consecuencias como el dolor).
Mito número 3: Nuestra fascia puede deshidratarse y los ejercicios de rodamiento sobre accesorios de masaje pueden ayudar a rehidratarla.
Esta es una idea verdaderamente llamativa, pero hasta donde yo sé no existen investigaciones que respalden esta afirmación. Parte del problema radica en la falta de especificaciones sobre el proceso de deshidratación/rehidratación que se plantea.
Una representación artística del tejido conectivo.
En términos simples, nuestro tejido conectivo está formado por células, fibras de colágeno y una matriz gelatinosa inerte llamada sustancia fundamental. Cuando se afirma que la fascia puede deshidratarse, creo que lo que se quiere indicar es que la sustancia fundamental estaría deshidratada.
Sin embargo, no me queda claro cómo podría determinarse que la sustancia fundamental de una persona se encuentra deshidratada. ¿Puede verse al mirar a alguien desde afuera? ¿Quizás al mirar su piel? ¿Se puede afirmar porque se siente dolor en alguna parte en especial? (Como mencionamos anteriormente, el dolor y el estado del tejido guardan poca relación entre sí).
Incluso si existiera una forma confiable para evaluar la deshidratación de la fascia, no me queda claro cómo podría hidratarse con un masaje o al rodar sobre un rodillo de espuma. La sustancia fundamental del tejido conectivo definitivamente tiene algún componente de agua, pero ¿cómo cambiaría este componente de agua con la presión del rodamiento? (El agua que bebemos recorre canales diferentes a los que usa el agua en la sustancia fundamental, por lo que la hidratación fascial es otro tipo de hidratación). ¿Los ejercicios de rodamiento llevan agua nueva a la fascia? ¿Cómo sucede esto? ¿O el agua existente en otra parte del cuerpo se mueve hacia la parte deshidratada? Si rodar sobre un elemento aumentara el componente de agua, ¿no deberían estar los glúteos muy hidratados y saludables, ya que los presionamos todos los días al estar sentados varias horas?
La mayoría creemos que esta afirmación sobre la hidratación es cierta porque la hemos escuchado de algún experto, como un maestro de yoga muy listo o un profesor de educación física experimentado. Sin embargo, cuando observamos el tejido conectivo desde el punto de vista biológico para obtener una base objetiva que respalde esta afirmación, encontramos que tiene poco sustento. Puede que sea cierto que el masaje es capaz de hidratar o deshidratar la fascia, pero la investigación científica aún no lo ha demostrado de forma clara. Creo que serviríamos mejor a la comunidad de yoga si esperamos a que la ciencia comience a producir evidencia sólida antes de realizar este tipo de afirmaciones.
En resumen, la fascia es un tejido fascinante por numerosos motivos. No obstante, el beneficio será mayor para todos si evitamos los términos y las afirmaciones que indican que la fascia está llena de adherencias dolorosas y tejidos cicatrizados que deben "deshacerse" e hidratarse.
La terapia de masaje y los accesorios de automasaje —como las pelotas y los rodillos de espuma— son herramientas maravillosas y útiles que brindan excelentes resultados. Si reconocemos, transmitimos y hacemos consciente el rol —a menudo olvidado— del sistema nervioso, podemos utilizar esas herramientas de manera aún más productiva, tanto con nosotros mismos como con nuestros estudiantes y pacientes.