Los 5 vayus del prana en yoga: prana

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En su esencia, el hatha yoga es más que flexibilidad o fortaleza en las posturas; es el manejo del prana, la fuerza vital que mueve todos los niveles del ser. El prana permite que el cuerpo se mueva y la mente piense. Es la inteligencia que coordina nuestros sentidos y la manifestación perceptible de nuestro ser superior. Al estar más atentos al prana (y al aumentar y dirigir su flujo a través de las prácticas de hatha yoga) podemos vigorizar el cuerpo y la mente, expandir la conciencia interna y acceder a estados superiores de conciencia.

En su esencia, el hatha yoga es más que flexibilidad o fortaleza en las posturas; es el manejo del prana, la fuerza vital que mueve todos los niveles del ser.

La tradición del yoga describe cinco movimientos o funciones de prana conocidas como los vayus (literalmente "vientos"): prana vayu (que no debe confundirse con el prana superior indivisible), apana vayu, samana vayu, udana vayu y vyana vayu. Estos cinco vayus gobiernan diferentes áreas del cuerpo y diferentes actividades físicas y sutiles. Cuando funcionan de manera armoniosa, aseguran la salud y la vitalidad del cuerpo y la mente, permitiéndonos disfrutar de nuestros talentos únicos y vivir la vida con sentido y propósito.

Las prácticas de hatha yoga, incluyendo el asana, pranayama y las tradicionales técnicas de purificación (denominadas como shat kriyas o "seis acciones"), pueden afectar profundamente el prana en sus cinco formas. Al trabajar directamente con la vitalidad intrínseca del cuerpo, estas prácticas equilibran y mejoran el sistema fisiológico y las funciones de la mente. El asana crea una estructura interna que sostiene el trabajo eficiente de todos los vayus. El pranayama aumenta y expande la fuerza vital y, junto a las técnicas de limpieza del hatha yoga, purifica los nadis, los canales donde fluye el prana.

Un examen más detallado de cada vayu puede ayudarnos a maximizar la efectividad de nuestra práctica de hatha. Esta vez nos enfocaremos en las prácticas para el prana vayu.

Explorando el prana vayu

De los cinco vayus, el prana vayu es la fuerza energizante fundamental. Es la energía vital de movimiento interno que domina la respiración y la recepción, permitiéndonos transformar todo lo que obtenemos del aire y los alimentos en impresiones e ideas. Es más activo en la región de los pulmones y el corazón, nos provee de energía impulsora, velocidad, motivación y vitalidad. En un nivel más sutil, este vayu eleva la sensibilidad tanto de los sentidos externos como de la conciencia interna. Nos permite ver el mundo en todo su esplendor, pleno de posibilidades, y anclar nuestro foco interno en un lugar de descanso y satisfacción. Si el prana vayu se ve perturbado, sufrimos de antojos, caemos en malos hábitos y nuestra mente se vuelve inquieta y dispersa.

El prana vayu es la fuerza energizante fundamental de los cinco vayus. Es la energía vital de movimiento interno que domina la respiración y la recepción, permitiéndonos transformar todo lo que obtenemos del aire y los alimentos en impresiones e ideas.

Las prácticas de hatha yoga que describimos a continuación mejoran la función equilibradora del prana vayu, abriendo el cuerpo a la respiración profunda y aumentando nuestra energía y confianza.

Asanas para prana vayu

La siguiente mini-secuencia ayuda a la ingesta de prana vayu y maximiza la efectividad del pranayama al generar fuerza, alinear y activar la parte superior del cuerpo. Esta secuencia será más beneficiosa si antes practicas posturas de pie y flexiones hacia adelante sentadas y luego la sigues con torsiones, posturas invertidas y una relajación.

1. Parivritta janu shirshasana (postura del sauce con torsión)

Siéntate con la columna derecha y las piernas separadas. Lleva el pie derecho hacia la ingle interna izquierda. Coloca el brazo derecho detrás de la cintura y pliégate hacia la izquierda sobre el pliegue de la cadera izquierda, manteniendo la columna en posición neutra y mirando hacia el frente. Presiona el antebrazo izquierdo o la mano contra la pierna izquierda o sobre el piso, junto a la pierna. Contrae el abdomen bajo para estabilizar la columna lumbar y lleva el esternón hacia el cielo, manteniendo los omóplatos hacia abajo y las clavículas abiertas. Estira el brazo derecho hacia el techo y colócalo junto a la oreja mientras llevas el mentón sobre el hombro. Arraiga el isquion derecho y siente el estiramiento por todo el lado derecho del cuerpo. Respira en esta apertura teniendo cuidado en no dejar caer el lado izquierdo. Presiona la pierna derecha contra el suelo para sostener la postura. Mantente aquí y presta atención a la respiración, que se sentirá profunda y cómoda. Cuando sientas que la apertura está completa, sal suavemente de la postura. Repite hacia el otro lado.

2. Adho mukha shvanasana (postura del perro boca abajo)

Cruza las piernas, inclínate hacia adelante para apoyarte sobre las manos y levanta la pelvis. Estira los brazos y las piernas para entrar en la postura del perro boca abajo. Empuja las manos contra el piso con fuerza y levanta los isquiones. Si la zona posterior de las piernas se tensa, eleva los talones o flexiona las rodillas, de manera que puedas alargar la línea que va desde los isquiones hasta el centro de las manos. Abre la parte superior de los hombros y las clavículas mientras empujas el piso lejos de ti. 

3. Postura de la tabla boca abajo

Desde la postura del perro boca abajo, empuja los metatarsos y desplaza el peso hacia adelante, más allá de la línea de los hombros. Mientras, eleva el torso entre los brazos y baja la pelvis hasta dejarla en línea con el pecho. Presiona las palmas de las manos uniformemente contra el piso y activa los hombros rotando los antebrazos hacia adentro y los brazos (parte superior) hacia afuera. "Aplana" los omóplatos contra la espalda y aléjalos de las orejas. Empuja hacia atrás con el lado interno de los talones y lleva tanto la parte inferior del abdomen como el sacro hacia adentro, así estabilizarás la pelvis en una posición neutra. Mantén la postura por cinco o más respiraciones estables, luego baja al piso.

4. Urdhva mukha shvanasana (postura del perro boca arriba)

Estira las piernas y presiona los empeines contra el piso. Apoya las palmas de las manos en el suelo y estira los brazos para levantar el torso y la pelvis (las manos deberían quedar exactamente debajo de los hombros). Lleva el torso hacia adelante y hacia arriba, y estira de nuevo las piernas para anclar la pelvis y dar sostén a la espalda baja. Empuja hacia abajo con las manos mientras rotas los hombros hacia atrás y mueves la parte superior de la columna hacia el frente. Mantén la nuca estirada e inclina levemente la cabeza hacia atrás. Sostén esta postura por varias respiraciones con todo el cuerpo fuertemente activado. Siente cómo la caja torácica se expande hacia los lados, hacia atrás y hacia el frente. Después de esto, vuelve a la postura del perro boca abajo o pasa a la postura del niño y respira en la espalda.

5. Gomukhasana (postura de cara de vaca)

Partiendo desde la postura en cuatro patas (a gatas), cruza la rodilla derecha detrás de la izquierda y siéntate sobre el talón derecho (también puedes sentarte en el espacio que se forma entre los pies). Coloca el brazo derecho detrás de la cintura y con la mano izquierda lleva el codo derecho hacia la línea media del cuerpo. Luego, estira el brazo izquierdo por encima de la cabeza, flexiona el codo y toma la mano derecha. Si no puedes unir las manos, lleva el codo derecho hacia la columna con tu mano izquierda o lleva el brazo izquierdo hacia atrás con tu mano derecha. Afirma las piernas, hunde la parte inferior del abdomen, mantén la columna en posición neutra y mira hacia al frente mientras te enfocas en sentir cómo fluye el aire en las costillas inferiores durante cinco a diez respiraciones. Repite hacia el otro lado.

Pranayama para prana vayu

Bhastrika

El pranayama es la práctica de hata yoga que influye más directamente en el prana (la fuerza superior de la vida) pero, en particular, el pranayama vigoroso, dinámico y revitalizante conocido como bhastrika o "respiración del fuelle" es la herramienta más poderosa para expandir el prana vayu. Este pranayama limpia las obstrucciones en el sistema respiratorio, fortalece el sistema nervioso, incrementa la vitalidad física y aclara la mente. En un nivel más sutil, el bhastrika es muy valorado en la tradición yóguica por despertar la kundalini, removiendo los obstáculos de la entrada a brahma nadi (la puerta a una conciencia elevada) y liberando las fuerzas que nos atan a la conciencia ordinaria.

Los requisitos previos para el bhastrika incluyen la práctica regular de asana, un abdomen fuerte y flexible, la respiración diafragmática, una postura sentada bien estable y la práctica regular de nadi shodhanam (respiración alternada por las fosas nasales) para equilibrar y limpiar. Como si fuera el fuelle de un herrero, la respiración bhastrika es vigorosa tanto en la inhalación como en la exhalación; el punto del ombligo es su conductor. 

Para comenzar la práctica, busca una postura vertical sentada que no requiera esfuerzo y coloca la columna en alineación neutra, utilizando elementos para elevar la pelvis a una altura suficiente como para que la parte interna de los muslos se relaje.

Exhala contrayendo los músculos abdominales rápidamente y con energía, continúa de inmediato con una rápida inhalación de igual fuerza y velocidad. Comienza con lentitud (unas dos respiraciones cada tres segundos) y haz no más de once respiraciones para mantener el ritmo y la facilidad de movimiento. Luego descansa durante al menos tres respiraciones. Presta atención al flujo espontáneo de tu respiración y fíjate si puedes sentir todo tu cuerpo como un campo de energía.

Una buena rutina diaria para iniciar las prácticas consiste en hacer una a tres rondas de siete a once respiraciones, descansando entre rondas. Si te sientes mareado, aturdido o indispuesto, detente, descansa, respira con normalidad y practica menos respiraciones la próxima vez. También puedes pedirle ayuda a un instructor experimentado.

Limpieza para prana vayu

Lavado nasal con neti pot (rinocornio)

Tu nariz cumple una función crucial en la recepción y asimilación del prana. Purifica, humecta, entibia y "lee" el aire que ingresa, transmitiendo la información al cerebro y al resto del cuerpo para optimizar la absorción del prana. Los textos yóguicos recomiendan la práctica purificadora de jala neti, o irrigación nasal (también conocido como lavado nasal, que comúnmente se realiza con un neti pot), para favorecer la ingesta de prana a través de la nariz.

Acerca del Maestro

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Sandra Anderson
For over 20 years Sandra Anderson has shared her extensive experience in yoga theory and practice with... Leer más