Los 5 vayus del prana en yoga: samana

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En los artículos anteriores sobre los vayus (las cinco partes de la fuerza vital innata) nos hemos centrado en prana vayu (un campo de energía que se mueve hacia adentro y arriba) y en apana vayu (un campo de energía que va hacia abajo y hacia afuera).  Aquí nos enfocaremos en lo que las escrituras describen como la "respiración media": samana vayu. Ubicado en el punto del ombligo, a mitad de camino entre los reinos de prana vayu en el pecho y apana vayu en la pelvis, samana vayu es una fuerza de concentración, absorción y consolidación. Su función principal es la asimilación del prana en todas sus formas: como una estación energética, el samana recoge la energía que absorbemos a través de la respiración, la comida, la percepción sensorial y las experiencias mentales. Luego las procesa para potenciar todos los aspectos de la vida.

Cuando el samana está sano, tenemos buena digestión, vitalidad y equilibrio en todos los niveles. Cuando el samana está débil, se nos hace difícil asimilar y digerir lo que consumimos físicamente así como las experiencias mentales y emocionales.

En el cuerpo energético, el samana se concentra en el punto del ombligo (chakra manipura), que es el núcleo del poder transformador del elemento fuego. Como centro de energía pránica y vitalidad, el punto del ombligo es esencial para el hatha yoga, cuyo objetivo es aumentar el prana y transformar los patrones del flujo pránico en el cuerpo.  La práctica de asana está diseñada para que los dos movimientos (descendente en el apana vayu y ascendente en el prana vayu) inviertan su sentido y se encuentren en el punto del ombligo. Al unirse, estas energías opuestas despiertan al samana. Esta acción integradora fortalece el cuerpo, equilibra la mente y estabiliza impulsos instintivos como el hambre y el sexo, así podemos regularlos más fácilmente. Nos da claridad y coraje para vernos a nosotros mismos tal como somos y también nos brinda la motivación y la fuerza necesarias para transformar nuestros hábitos y tendencias kármicas.

Cuando el samana está sano, tenemos buena digestión, vitalidad y equilibrio en todos los niveles.

Además, la expansión del samana causada por la unión del prana y el apana en el punto del ombligo despierta a sushumna nadi, el canal de energía central. Este canal es esencial para alcanzar el objetivo final del yoga: la perfecta absorción de la mente en el estado de samadhi.

Asana para samana vayu

Dado que la energía en el punto del ombligo tiene el potencial de ser poderosamente transformadora, enfocar tu trabajo de asana aquí beneficiará todos los aspectos de tu práctica espiritual. Las flexiones hacia adelante, las torsiones, los ejercicios de fortalecimiento abdominal y muchas prácticas avanzadas como agni sara, nauli kriya y yoga mudra son muy efectivas para trabajar con el samana vayu, pero también podemos acceder a este vayu en casi todas las asanas clásicas. En la siguiente selección de posturas veremos cómo dirigir el flujo de apana y prana al punto del ombligo en posturas de pie, avivaremos el samana con torsiones, fortaleceremos el soporte estructural de esta zona con una flexión hacia atrás y activaremos el samana con una flexión hacia adelante sentada. (Estas posturas están pensadas para ser incluidas dentro de una sesión de asanas completa y equilibrada.)

1. Parivritta parshvakonasana (postura del ángulo lateral girado)

Esta torsión de pie limpia y nutre completamente los órganos del abdomen y, a la vez, equilibra la energía en la pelvis y la parte inferior de la columna. Párate con los pies separados el ancho de las caderas y lleva el pie izquierdo hacia atrás un metro o más. Flexiona la rodilla derecha y coloca ambas manos en el muslo para ayudarte a hacer una torsión hacia la derecha. A medida que haces la torsión, mantén la columna elongada y ajusta tu postura tanto como sea necesario para mantener el pie izquierdo completamente apoyado en el piso. Empuja el codo o la parte superior del brazo izquierdo contra el muslo derecho, colocando los hombros en línea y presionando las manos una contra la otra para que las costillas izquierdas se despeguen de la pierna.

Alejando la caja torácica de la pelvis le darás espacio al abdomen para que haga la torsión. Enfoca esta torsión en el intestino; deberías sentir cómo se aprietan y retuercen profundamente los órganos en el abdomen. Si sientes la postura en los músculos de la cadera y la pelvis, vuelve y haz una torsión menos profunda. La idea es localizar el trabajo en el punto del ombligo. Para darle más espacio al abdomen, prueba levantar el talón de atrás y deja caer la rodilla trasera hacia el piso. También puedes probar llevar este pie más cerca del borde izquierdo del tapete.

Presta atención a la respiración: cuando inhalas, el movimiento descendente del diafragma acentúa el efecto de la postura, mientras que la exhalación te permite profundizar en la torsión. Al ser conscientes de la respiración en esta potente torsión abdominal, ayudamos a despertar y activar el punto del ombligo. Cuando termines, desarma lentamente la torsión con una inhalación, trae el pie de atrás hacia la parte delantera del tapete y repite la postura del otro lado.

2. Utkatasana (postura de la silla o postura poderosa)

En esta postura trabajaremos con el flujo de energía en un nivel más sutil, redirigiendo los flujos de apana y prana vayus hacia el punto del ombligo. Comienza con los pies paralelos, juntos o a unos pocos centímetros de distancia. Flexiona las rodillas y deja caer tu peso sobre los pies. Simultáneamente, estira los brazos, la coronilla y todo el largo de tu columna hacia el techo. Presiona los pies de manera uniforme contra el piso y hacia afuera, como si quisieras separarlos. Empuja el coxis hacia abajo para mantener las lumbares en una alineación neutra, sin arquear la espalda baja ni aplanarla. Lleva la parte superior de los brazos junto a las orejas, manteniendo los hombros bajos, los codos rectos, las clavículas expandidas y el cuello largo. Deja que la parte "exterior" de tu cuerpo caiga y encuentra un punto de equilibrio entre la inclinación hacia adelante (para compensar las cuclillas) y la elevación del torso (para resistir la inclinación hacia adelante).

Al dejar caer el peso y llevar hacia abajo la respiración, el prana desciende desde su reino en el pecho hasta el punto del ombligo. Al elevar el suelo pélvico, el apana asciende desde su reino en la pelvis hasta ese mismo punto. El encuentro de los dos vayus crea el samana, que se puede sentir como un calor que se extiende desde el punto del ombligo hacia todo el cuerpo. Relájate y quédate en silencio por un momento, siguiendo el flujo de la respiración y sintiendo la expansión y el despertar interior.

3. Jathara parivartanasana (postura del abdomen en torsión)

Como su nombre lo indica, jathara parivartanasana es una de las mejores asanas para avivar jathara agni, el fuego del sistema digestivo. Esta postura también tonifica el punto del ombligo y activa el samana. La combinación de la elevación de las piernas con una torsión energiza y fortalece toda la región (incluyendo las cuatro capas de los músculos abdominales), estimula el sistema nervioso y limpia y nutre los órganos abdominales.Comienza acostándote boca arriba, con las rodillas flexionadas y los muslos sobre el abdomen. Estira los brazos a la altura de los hombros y empújalos contra el piso para estabilizar el torso. 

Exhala e inclina suavemente las rodillas hacia un lado. Antes de llegar al piso, inhala y lleva las rodillas hacia el centro. Luego exhala y llévalas hacia el otro lado. Inhala y vuelve al centro. Acerca las rodillas al piso tanto como tu flexibilidad y fuerza te lo permitan.

Si este ejercicio te ha resultado fácil, entonces estira las piernas hacia el techo, exhala y desciende lentamente los pies en dirección a la mano derecha, mientras presionas el hombro izquierdo contra el suelo. Inhala y levanta suavemente las piernas llevándolas hacia el centro. Repite llevando las piernas hacia el lado izquierdo y continúa, una vez a cada lado.También puedes quedarte en la torsión manteniendo el abdomen activo. Primero, flexiona las rodillas. Arraiga los pies en el suelo, levanta las caderas y desplázalas hacia la izquierda. Hecho esto, estira las piernas y bájalas lentamente hacia la derecha, hasta que los pies estén justo encima del piso o hasta el punto donde puedas mantener la columna alineada sin esfuerzo. Mantén la postura durante unas cuantas respiraciones y luego repite del otro lado.

4. Navasana (postura del barco)

Esta postura, también llamada shalabhasana (postura del saltamontes), es una flexión hacia atrás que estira los músculos abdominales, fortalece la columna lumbar y sostiene la energía del punto del ombligo. 

En esta secuencia, la postura del saltamontes sirve como contrapostura para mover suavemente la energía desde el ombligo al resto del cuerpo y restaurar el equilibrio en la musculatura. Acuéstate boca abajo con los brazos hacia arriba, a los lados de la cabeza. Si tienes problemas en los hombros, déjalos junto a tu cuerpo. Coloca las piernas juntas, empuja con los pies para estirarte y presiona la pelvis contra el suelo. Haz una inhalación y levanta las piernas, el tórax y los brazos. Respira enfocándote en el punto del ombligo, que en este momento está presionando contra el piso. Mantén los brazos y las piernas sobre el eje central del cuerpo mientras se estiran desde el punto del ombligo en direcciones contrarias.Sostén la postura por unas cuantas respiraciones y siente cómo la energía se acumula y llena el cuerpo. Relájate en una exhalación.

5. Marichyasana (postura del sabio Marichi, versión en torsión)

Esta torsión sentada activa potentemente el samana. Además, concentra y absorbe la conciencia en el core. Flexiona la pierna izquierda y coloca el talón sobre el abdomen, abajo y a la derecha, como en la postura de medio loto (ardha padmasana). Si la rodilla no toca el piso o sientes alguna molestia en la articulación, entonces estira la pierna izquierda y apóyala en el piso. 

Flexiona la rodilla derecha y apoya el pie en el suelo, delante del isquion derecho. Haz una torsión hacia la derecha con el tronco, iniciando el movimiento en lo profundo del abdomen bajo.Para los brazos tenemos algunas variantes. La versión "atada" de esta torsión comprime la energía del punto del ombligo y estabiliza la postura en el lugar. Para hacerla, envuelve el lado externo del muslo derecho con el brazo izquierdo. Luego pasa el brazo derecho por detrás de la cintura y une tus manos. Si esto te resulta difícil, entonces coloca la mano derecha en el piso, detrás de la pelvis, y envuelve la rodilla derecha con el brazo izquierdo. Otra opción es apoyar la parte superior del brazo contra el muslo derecho externo.

Concéntrate en el punto del ombligo y en la respiración mientras te relajas y mantienes una compresión profunda pero sin esfuerzo. Permite que la mente sea absorbida por el samana concentrado en el punto del ombligo. Relájate lentamente al inhalar, descansa por una o dos respiraciones y luego repite la postura del otro lado.

6. Paschimottanasana (postura de la pinza)

La paschimottanasana es la flexión hacia adelante por excelencia. El Hatha Yoga Pradipika nombra una larga lista de beneficios, entre los que se encuentra la buena digestión y el despertar de la kundalini. Los isquiotibiales tensos o las lumbares rígidas dificultan el acceso al punto del ombligo, por lo tanto, si alguno de estos problemas te roba la atención y la energía, puedes flexionar las rodillas y/o sentarte sobre un cojín, almohada o manta doblada. Lleva la parte inferior del abdomen hacia adentro y arriba, luego pliégate hacia adelante desde las articulaciones de las caderas. Rota la parte interior de los muslos hacia abajo, así mantendrás las piernas alineadas. Empuja suavemente con los talones, aunque las rodillas estén flexionadas. Mantén la parte inferior del abdomen activa pero sin restringir el libre flujo de la respiración. Si logras activar profundamente el core, podrás relajar la parte exterior del cuerpo y rendirte a la postura. La activación del abdomen inferior eleva el apana hasta el punto del ombligo. A la vez, la alineación de la postura, la respiración y el enfoque mental en la pelvis hacen descender el prana hasta el mismo punto.Al perfeccionar paschimottanasana, se produce la unión de apana y prana y el despertar de sushumna. Cuando esto suceda, podrás experimentar cómo la mente se va hacia adentro y sentirás cómo el espacio interno se integra desde la pelvis hasta la cabeza.

Pranayama para samana vayu

Surya bhedi

Al igual que en bhastrika (respiración de fuelle), la respiración surya bhedi activa y expande intensamente el cuerpo pránico desde el punto del ombligo. Y al igual que en nadi shodhanam (respiración de las fosas nasales alternadas), este pranayama estimula el flujo de energía en los dos nadis principales, ida y pingala, que finalizan en las fosas nasales izquierda y derecha, respectivamente. Si estos dos canales fluyen equilibradamente, se establece el flujo de sushumna nadi.

La práctica regular de bhastrika es un requisito previo para la respiración surya bhedi.

Para comenzar la respiración surya bhedi, coloca los dedos de la mano derecha en la posición de Vishnu Mudra, cerrando el índice y el dedo medio hacia la palma. Usarás el dedo pulgar y anular para cerrar las fosas nasales derecha e izquierda respectivamente, cambiando la respiración de un lado a otro como lo harías en nadi shodhanam. Toma dos exhalaciones e inhalaciones forzadas (bhastrika) con una fosa nasal y, sin detenerte, cambia y toma dos respiraciones forzadas del otro lado. Continúa alternando rápidamente entre las dos fosas nasales. Deberás ir un poco más lento que en tu práctica habitual de bhastrika hasta que logres establecer el ritmo (esto puede llevarte algo así como una semana de práctica diaria). Finalmente, lograrás una duración y un ritmo similar a la práctica normal de bhastrika.

La práctica regular de surya bhedi mantiene equilibrado el flujo de todos los vayus en el cuerpo, colaborando de esta manera con la salud física y mental, así como con el despertar espiritual.

Uddiyana Bandha

Las posturas que hemos presentado aquí ayudan a cultivar la fuerza, la flexibilidad y el control consciente necesarios para practicar uddiyana bandha. Si lo traducimos de manera literal, es un "bloqueo volando hacia arriba". Y es así porque uddiyana bandha lleva los órganos abdominales hacia arriba y adentro, moviendo el apana vayu hacia el punto del ombligo y elevándolo al reino del prana vayu. Como hemos visto, la convergencia de estas fuerzas opuestas despierta al samana y da lugar al movimiento ascendente de energía a través de sushumna nadi. Estructuralmente, uddiyana bandha facilita el flujo libre y despejado de prana desde la pelvis hacia arriba, por intermedio de la columna. Esto se logra estabilizando las lumbares en una alineación neutra, evitando la tendencia a arquearse más allá de su curvatura normal o a desplomarse. 

"Uddiyana bandha es el león que conquista al elefante, la muerte", dice el Hatha Yoga Pradipika. "De todos los bandhas, uddiyana bandha es el mejor. Una vez dominado, la liberación ocurre espontáneamente".

Para aprender la práctica básica de uddiyana bandha, párate con los pies ligeramente separados y las rodillas flexionadas, coloca las manos sobre los muslos e inclínate hacia adelante apoyándote sobre ellas. leva la barbilla hacia el esternón. Exhala y contrae todo el abdomen, presionando el vientre contra la columna. Al final de la exhalación, deberás contener la respiración y llevar el vientre hacia arriba, desde el hueso púbico, aplastando todo el abdomen contra la columna y succionando el diafragma por debajo de la caja torácica. Mantén la mandíbula, la cara, el corazón y los pulmones relajados y asegúrate de que el pecho no se eleve. Relaja el diafragma y luego inhala, soltando lentamente primero la parte superior, luego la parte inferior del abdomen. Repite la respiración mientras te sientas cómodo.

Uddiyana bandha está contraindicado para personas con enfermedades del corazón, presión arterial alta y hernias, así como en el embarazo y menstruación. Practica este bloqueo con el estómago vacío. Una vez que te sientas bien con esta práctica básica, puedes incorporarla (junto con mula bandha) en prácticas maestras como agni sara, mudra de Ganesha y los mudras de yoga. Todo esto amplifica y activa poderosamente el samana vayu.

Acerca del Maestro

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Sandra Anderson
For over 20 years Sandra Anderson has shared her extensive experience in yoga theory and practice with... Leer más