Si eres un típico lector de Yoga International consciente de su salud, es muy probable que hoy hayas practicado algún tipo de ejercicio. Ya sea que salgas a caminar, juegues al tenis o entrenes en el gimnasio, reconoces la importancia de mantener tu cuerpo físico en forma.
Pero, ¿has ejercitado hoy tu cuerpo sutil? ¿O tu cuerpo causal? De acuerdo con la tradición del yoga, cada uno de nosotros tiene cinco cuerpos compuestos por grados de energía cada vez más sutiles. Y si pretendemos vivir una vida completamente equilibrada y saludable, debemos mantener todos nuestros cuerpos en buenas condiciones.
De acuerdo con la tradición del yoga, cada uno de nosotros tiene cinco cuerpos compuestos por grados de energía cada vez más sutiles.
Estos cinco cuerpos progresivamente sutiles que componen nuestra personalidad se describen en una escritura clásica del yoga llamada Taittiriya Upanishad:
“Los seres humanos se componen de un cuerpo material construido a partir de los alimentos que comen. Los que cuidan este cuerpo son alimentados por el universo mismo.
Dentro de este, hay otro cuerpo hecho de energía vital. Llena el cuerpo físico y adquiere su forma. Los que tratan esta fuerza vital como una fuerza divina experimentan excelente salud y longevidad porque esta energía es la fuente de la vida física.
Dentro de la fuerza vital hay otro cuerpo, este está hecho de la energía del pensamiento. Llena los dos cuerpos más densos y tiene la misma forma. Los que entienden y controlan el cuerpo mental ya no están afligidos por el miedo.
Más profundo aún se encuentra otro cuerpo, está comprendido por el intelecto. Impregna los tres cuerpos más densos y toma la misma forma. Los que llevan su conciencia hasta aquí se liberan de pensamientos y acciones poco saludables y desarrollan el autocontrol necesario para alcanzar sus metas.
Oculto en su interior hay un cuerpo aún más sutil, compuesto de pura alegría. Penetra a los otros cuerpos y comparte su misma forma. Se experimenta con alegría, deleite y felicidad”.
Estos cinco cuerpos suelen llamarse koshas ("envolturas" en sánscrito), porque cada uno encaja en el siguiente como una espada en una vaina. Únicamente el más denso está hecho de materia tal como la conocemos; los otros cuatro son estados de energía invisibles para el ojo físico aunque podemos sentirlos fácilmente en nuestro interior si prestamos especial atención. Considerando que los cuerpos internos son la fuente de nuestro bienestar durante la vida y, además, son los vehículos en los que viajamos después de la muerte, los antiguos yoguis de la India desarrollaron ejercicios específicos para fortalecer y tonificar cada uno de ellos por separado.
El cuerpo físico ya te es familiar (lo llamamos annamaya kosha, maya significa "hecho de" y anna significa "comida" o "materia física"), pero el yoga te hace consciente de un segundo cuerpo, el campo organizacional que mantiene a tu cuerpo material unido. Este cuerpo es la energía vital que gobierna tus procesos biológicos, desde la respiración hasta la digestión y la circulación de la sangre. En la medicina china se llama chi y en yoga se llama prana. Los antiguos egipcios lo llamaron el ka.
La acupuntura y la homeopatía no afectan directamente a tu cuerpo físico; trabajan sobre la fuerza vital que lo activa y lo sostiene.
La acupuntura y la homeopatía no afectan directamente a tu cuerpo físico; trabajan sobre la fuerza vital que lo activa y lo sostiene. Los médicos tradicionales occidentales reconocieron la importancia de la fuerza vital en el siglo XIX, pero con el desarrollo de las drogas sulfamidas y los antibióticos, su atención se desvió de los estados de energía que subyacen a la biología humana y se centraron exclusivamente en el cuerpo físico.
Este cuerpo energético se llama prana-maya kosha. Cuando deja de funcionar, tu cuerpo físico ya no puede operar. Tu corazón y tus pulmones dejan de funcionar y tus células comienzan a desintegrarse. En la cultura occidental nos identificamos fuertemente con nuestro cuerpo material, pero sin el prana para dirigirlo y sostenerlo, este cuerpo no puede sobrevivir más de unos pocos minutos.
El yoga dedica todo un tipo de prácticas llamadas pranayama para reponer la vitalidad del prana-maya kosha. Los ejercicios como la respiración diafragmática, la respiración yóguica completa y la respiración alterna de las fosas nasales están específicamente diseñados para mejorar el funcionamiento adecuado de tu segunda envoltura.
Recibir mucho aire fresco y luz solar es esencial para mantener la salud de la fuerza vital. Los textos de yoga explican que el sol es la fuente principal del prana. Se dice que hay yoguis avanzados que pasan años sin comer, simplemente absorbiendo el prana irradiado por el sol, pero para la mayoría de nosotros la fuente principal de prana está en los alimentos integrales frescos.
La tercer envoltura o cuerpo mental es el instrumento responsable de las actividades motoras y sensoriales, también de nuestra conciencia cotidiana cuando funcionamos "de forma automática". Procesa la información de nuestros cinco sentidos y responde de manera reflexiva. Cuando transitamos la vida de forma pasiva y en vez de “moldear” activamente nuestro entorno reaccionamos a él, nuestra conciencia está enfocada en esta envoltura. Muchas personas (y la mayoría de los animales) operan rutinariamente en este nivel.
Este cuerpo se llama manomaya kosha, significa "cuerpo hecho de procesos de pensamiento". En occidente asociamos nuestro estado mental rutinario con el cerebro, pero según el yoga, todo el sistema nervioso (incluyendo el cerebro) es un mero intermediario de la actividad del manomaya kosha, expresando a través del cuerpo físico las órdenes de este estado de energía superior.
Puedes tener una idea clara de lo que es el cuerpo mental cuando observas a un paciente en coma. Su segunda envoltura sigue funcionando, por eso su corazón continúa bombeando y sus pulmones se expanden y se contraen, pero no tiene conciencia del mundo externo y no tiene capacidad para actuar porque la actividad del cuerpo mental se ha detenido.
El prana-maya kosha opera desde el momento de nuestro primer aliento hasta el último, pero el manomaya kosha se apaga temporalmente cada día, regenerándose durante el estado de sueño profundo.
La salud del manomaya kosha se potencia enormemente con la práctica de la meditación con mantras. Este tipo de meditación calma y equilibra a este cuerpo interno y ayuda a liberar los "nudos" de energía atados a pensamientos mentales complejos y obsesivos. Por lo general, los yoguis que pasan mucho tiempo meditando necesitan dormir muy poco, en parte esto sucede porque sus vehículos mentales están funcionando de manera óptima (como un automóvil que acaba de hacer una puesta a punto).
El cuerpo mental se "alimenta" de las impresiones sensoriales que le ofrecemos. Por ejemplo: si le suministramos a nuestra tercer envoltura un flujo constante de programas de televisión y videojuegos violentos, comienza a desear formas de estimulación cada vez más agresivas y puede volverse más agitada y menos sensible al sufrimiento de los demás. Si lo llenamos con demasiado trabajo o demasiado juego, podemos experimentar una forma de "indigestión" mental que nos hace sentir agobiados o agotados.
Un entorno armonioso, desafíos profesionales interesantes y relaciones divertidas y compasivas son la dieta ideal para la mente. Una sesión diaria de pratyahara (retiro sensorial) que conduzca a la meditación nos proporciona una excelente afinación interna.
Más sutil aún es el vijnanamaya kosha (vijnana significa "el poder del juicio o del discernimiento"). A menudo se traduce como "intelecto", pero su significado real es más amplio y abarca todas las funciones de la mente superior, incluyendo la conciencia y la voluntad. Resulta más fácil comprender la distinción entre la tercera envoltura (o cuerpo mental) y la cuarta envoltura (o cuerpo intelectual) al observar a aquellas personas que tienen un vijnanamaya kosha menos desarrollado.
Por ejemplo, piensa en una mujer que parece no tener el control de su vida, que reacciona constantemente ante las circunstancias en lugar de tomar decisiones y responder de manera proactiva. Este tipo de persona tiene dificultades para decidir, pensar por sí misma o ser creativa. Tiene muy poca fuerza de voluntad y continuamente es víctima de su propia falta de criterio.
Otro ejemplo de una cuarta envoltura deficiente es ese tipo de persona sin una ética personal sólida. Piensa en un hombre que asiste a los servicios religiosos y habla piadosamente sobre valores morales, pero cuando surge la oportunidad de beneficiarse a costa de los demás no duda en hacerlo. Su capacidad para discernir entre el bien y el mal es escasa. Para él, la conciencia es más un cliché que una experiencia real.
Una cuarta envoltura activa es lo que distingue a los seres humanos de los animales. Solo los humanos tienen la capacidad de dirigir sus propias vidas, de ser libres de los impulsos del instinto y de tomar decisiones morales. Los sabios consideraron tan importante el desarrollo de un vijnanamaya kosha saludable que colocaron los ejercicios para esta envoltura al inicio del sistema yóguico: son los llamados yamas y niyamas. A cada estudiante de yoga se le pide comprometerse a no dañar, mentir, robar, excederse o desear más de lo que realmente necesita. A su vez, se le pide contentamiento, pureza, autodisciplina, estudio y devoción.
Con este kosha también funciona jnana yoga. Este es el camino del intelecto en el que se aconseja estudiar las verdades espirituales, contemplarlas profundamente y, finalmente, incorporarlas al verdadero centro de la personalidad. En este camino, tu comprensión espiritual se convierte en el "alimento" con el que nutres a tu intelecto.
Tu práctica de meditación se profundiza con el paso del tiempo y, en la medida que eso sucede, se potencia tu capacidad para conectarte con tu guía interior. Comienzas a experimentar los eventos de tu vida (incluso los dolorosos) con calma y de manera objetiva. El estilo de vida yóguico, la contemplación y la meditación traen un juicio claro, una mejor percepción intuitiva y una mayor fuerza de voluntad. Todo esto sucede mientras tu vijnanamaya kosha se hace más fuerte y equilibrado.
En la gran mayoría de los humanos, la quinta envoltura no está desarrollada. Esta envoltura es llamada anandamaya kosha, es el cuerpo más sutil y es experimentado como ananda (felicidad espiritual). En general, solo los santos, los sabios y los verdaderos místicos han hecho el trabajo interno necesario para que ananda sea una parte real de su experiencia diaria. La mayoría de las personas apenas perciben que este nivel de conciencia existe dentro de sí.
En general, solo los santos, los sabios y los verdaderos místicos han hecho el trabajo interno necesario para que ananda sea una parte real de su experiencia diaria. La mayoría de las personas apenas percibe que este nivel de conciencia existe dentro de sí.
El anandamaya kosha es extremadamente importante porque es el velo final, el más delicado, entre nuestra conciencia ordinaria y nuestro ser superior. Muchas personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte cuentan haber percibido una luz blanca brillante que irradia una sabiduría y un amor incondicional que todo lo abarca. Esta es la experiencia del anandamaya kosha. Los santos y los místicos purifican sus mentes para poder tener esta experiencia a lo largo de toda su vida y no solo en el fugaz momento en que llega la muerte.
En la tradición tántrica, el espíritu a menudo se simboliza como Shiva, el dios trascendente que siempre está inmerso en la conciencia divina. La materia/energía se llama Shakti, la diosa suprema cuyo cuerpo divino es el universo entero. Se dice que se aman con una intensidad indescriptible. Su amor supremo se experimenta en el anandamaya kosha, donde el espíritu y la materia se abrazan apasionadamente.
Podemos despertar nuestra envoltura de felicidad a través de tres prácticas: la primera es seva, el servicio desinteresado. Esto abre nuestro corazón a nuestra unidad innata con otros seres. La segunda es el bhakti yoga, la devoción a Dios. Esto abre nuestro corazón a la unión con el Ser Divino omnipresente. La tercera es samadhi, la meditación profundamente enfocada que abre nuestro corazón a nuestro propio ser divino.
Eres una criatura multidimensional. Tu conciencia se manifiesta en muchos planos diferentes. El yoga te presenta a ti mismo y te entrena para vivir plenamente, con gracia, en cada nivel de tu ser. Desde las posturas de hatha que fortalecen y tonifican tu cuerpo físico hasta los ejercicios de respiración que equilibran y potencian tu fuerza vital, pasando por la práctica de la meditación que aquieta y despeja tu mente hasta el autoaprendizaje y el amor desinteresado que abren un mundo interior de conocimiento y unidad, el yoga es un sistema holístico que desarrolla e integra cada parte de tu personalidad. Al conocer tus cinco cuerpos y el Ser interior (cuya conciencia les da luz), puedes experimentar la salud y la plenitud de una vida iluminada.
Las cinco envolturas no son construcciones teóricas. Son partes reales de tu ser que realmente puedes experimentar. El siguiente ejercicio de ocho pasos te ayudará a tener una idea más completa de estas dimensiones internas de tu personalidad.
Siéntate cómodamente con la cabeza, el cuello y el tronco en línea recta. Debes estar erguido pero sin hacer esfuerzo. Te sentirás atento y relajado a la vez.
Cierra los ojos, quita tu atención de las imágenes y los sonidos que te rodean. Lleva toda tu atención a tu cuerpo físico. Tráela a la cabeza y los hombros, al pecho y la cintura, a la espalda y el abdomen, a los brazos y las piernas. Este es tu annamaya kosha.
Ahora lleva toda tu atención al punto entre tus fosas nasales y siente cómo respiras. Gradualmente, tu respiración fluirá de forma más lenta, suave y silenciosa. Sé consciente de la energía que pulsa a través de tu cuerpo. Hace latir a tu corazón, hace que tus pulmones se expandan y se contraigan, que la sangre fluya por tus venas y que tu estómago borbotee. La fuerza que orquesta todo este movimiento (y no tu propio cuerpo físico) es el prana-maya kosha.
Ahora, lleva tu conciencia a tu cerebro. Préstale atención a esa parte de tu conciencia que regula la entrada sensorial y la salida motora. Esta es la parte de ti que percibe que te pica la nariz y le ordena a tu mano que la rasque, la que nota que te sientes incómodo sentado en una posición durante mucho tiempo y quiere que muevas las piernas; es la que genera la charla mental reflexiva que continuamente se dispara en tu mente. Este es el manomaya kosha.
Eleva tu conciencia a una parte más alta de tu cráneo. Siente esa parte de tu conciencia que lúcidamente tomó la decisión de participar en este ejercicio y ahora mismo te está ordenando que estés sentado quieto y lo completes. Esta parte reconoce el valor de expandir tu autoconciencia y te obliga a levantarte temprano en la mañana para hacer tus posturas de hatha y meditación, aunque descansar en la cama sea más placentero. Este es tu vijnanamaya kosha.
Centra tu atención en tu corazón. Relájate profundamente mientras sigues respirando suave y uniformemente. Ahora, tomándote todo el tiempo que necesites, permítete instalarte en un estado de total tranquilidad. Sumergido profundamente en esa paz interior yace el sentimiento de felicidad más puro. Esto no es una euforia emocional, aunque al salir de este estado quizás te sientas inundado de una gran alegría y gratitud. Es un espacio de satisfacción perfecta, una perfecta sintonía y una quietud duradera. No hay sentimiento de escasez, miedo o deseo. Este es tu anandamaya kosha.
Ahora simplemente sé consciente de tu propia conciencia. La conciencia pura que está teniendo esta experiencia yace más allá de la experiencia misma. Es tu verdadero Ser interior, tu ser inmortal. Descansa en tu propio ser mientras puedas mantener tu atención enfocada en él.
Vuelve tu atención a tu respiración. Respira lento, fluido y parejo. Abre tus ojos. Antes de levantarte, tómate un momento para relajarte y absorber esta experiencia.
En muchos textos de yoga encontrarás que las cinco envolturas están agrupadas en tres. El cuerpo físico y la fuerza vital se denominan sthula sharira, el "cuerpo denso". El cuerpo mental y el intelecto se denominan sukshma sharira, el "cuerpo sutil o astral". La envoltura de la felicidad se llama karana sharira, el "cuerpo causal".
Estos cuerpos son reconocidos en muchas tradiciones espirituales diferentes. Plutarco, un sacerdote griego que presidió el Templo de Delfos en el primer siglo, los llamó soma, psyche y nous respectivamente.
El cuerpo denso se desintegra con la muerte. El cuerpo sutil se desintegra al renacer, permitiéndote desarrollar una nueva personalidad en la próxima vida. El cuerpo causal se reencarna una y otra vez, llevando el karma como equipaje. Finalmente se desintegra en el momento de la liberación, cuando el Yo superior se desconecta del ciclo de nacimiento y muerte.