Los yamas y niyamas en su contexto

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Los yamas y los niyamas son las dos primeras ramas (o partes) del sistema de ocho pasos para la práctica espiritual, tal como lo describe Patanjali en el Yoga Sutra.

La primera rama está compuesta de cinco observancias externas (yamas), que pueden interpretarse como directrices para ayudarnos a navegar por la vida mundana. La segunda rama contiene cinco observancias internas (niyamas), que son una guía para mejorar nuestra relación con nosotros mismos. Las seis ramas restantes son los pasos progresivos para llegar al estado del yoga (postura, control de la respiración, retiro de los sentidos y las tres ramas para las etapas de la meditación).

Cuando conocí los yamas y niyamas, me los describieron como "los 10 mandamientos del yoga".

Estos son los cinco yamas:

• No violencia (ahimsa)

• Veracidad (satya)

• No robar (asteya)

• Continencia (brahmacharya)

• No posesión (aparigraha)

Estos son los cinco niyamas:

• Pureza (sauca)

• Satisfacción (santosha)

• Aceptar la intensidad como purificación (tapas)

• Estudio del ser (svadhyaya)

• Entrega a lo divino (isvara pranidhana)

Tomadas al pie de la letra, estas pautas pueden ser interpretadas como reglas para la conducta moral. Al fin y al cabo, suenan parecido a los mandamientos nombrados en la Biblia (como "no matarás" o "no robarás"). Pero, si queremos desarrollar una relación más estrecha con estas reglas, debemos esforzarnos en dejar a un lado nuestros sesgos culturales y acercarnos a ellas teniendo en cuenta el contexto en el que fueron escritas.

En el sutra 1.2, Patanjali dice: "El yoga es la contención de las fluctuaciones de la mente" (según la traducción al inglés de Sri Swami Satchidananda). En los dos sutras siguientes, Patanjali establece que cuando calmamos las fluctuaciones de la mente, reconocemos nuestro verdadero Ser (purusha). En cambio, cuando la mente se encuentra activa, equivocadamente asociamos el núcleo de nuestra identidad con ese contenido fluctuante, es decir, con nuestros pensamientos y sentimientos.

En estos primeros sutras, Patanjali resume el propósito del yoga: aquietar las fluctuaciones de la mente de manera que podamos experimentar nuestro verdadero Ser (purusha). Cuando experimentamos purusha nos damos cuenta de que nuestra sensación de plenitud no proviene del exterior, sino que solo se puede encontrar adentro.

A diferencia de los Diez Mandamientos, la orientación del Yoga Sutra no es ética: Patanjali no plantea que seremos buenas personas si seguimos estos principios. Su objetivo es ayudarnos a calmar nuestras mentes para que podamos reconocer e identificarnos con nuestra verdadera naturaleza.

Cuando experimentamos purusha nos damos cuenta de que nuestra sensación de plenitud no proviene del exterior, sino que solo se puede encontrar adentro.

Considera el primer yama, no violencia (ahimsa). Recuerda alguna vez en la que tuviste algún conflicto con alguien. ¿Cuál fue la calidad de tus pensamientos? El conflicto es inquietante para la mayoría de las personas. Es muy probable que tu mente se haya visto inundada de discursos, justificaciones y predicciones. El impulso a creer en estas historias —en vez de buscar identificarnos con purusha— nos desconecta del estado del yoga, aquel que nos hace reconocer nuestro verdadero Ser.

Para el yogui, practicar la no violencia no es una elección necesariamente moral: es una elección práctica para mantener la ecuanimidad.

LOS YAMAS Y NIYAMAS COMO SEÑALES

Aunque entendamos los yamas y niyamas como pautas prácticas en vez de prescripciones morales, puede ser tentador interpretarlos como reglas que se supone debemos seguir. Pero cuando seguimos reglas, transferimos la responsabilidad por nuestro comportamiento a una autoridad externa en vez de actuar a partir de los valores que hemos internalizado.

Si estoy en una situación en la que me siento inclinado a mentir, pero luego recuerdo que debo ser sincero, es posible que actúe con sinceridad solamente porque me acordé de la regla (y no porque es lo que realmente quiero hacer). Si bien esta elección puede ser un paso en la dirección correcta, el crecimiento espiritual requiere, fundamentalmente, internalizar nuestros valores en lugar de obedecer dictados externos. En lugar de ver a los yamas y niyamas como reglas para el crecimiento espiritual, podemos verlos —en una interpretación más poderosa— como indicadores que aparecen con nuestro progreso espiritual de manera natural.

Algunos hemos notado que practicar yoga tiene efectos positivos en nuestra vida fuera del tapete. Con el tiempo, pasamos a ser más compasivos, más conscientes y menos impulsivos. Nos volvemos menos proclives a creer en las historias que se forjan en nuestra mente y es más probable que hagamos una pausa antes de reaccionar.

En un nivel práctico, quiere decir que internalizamos la meta del yoga según Patanjali: estamos menos conectados a las historias mentales y más identificados con nuestra verdadera naturaleza.

Desde esta perspectiva, nuestra internalización de los yamas y niyamas (no violencia, veracidad, no robar, continencia, no posesión, pureza, satisfacción, aceptación de la intensidad, estudio del ser y entrega a lo divino) es una señal de que nuestra práctica de yoga está dando resultados.

Usar los yamas y niyamas como amables indicadores de nuestro progreso espiritual no solo nos permite reconocer nuestro desarrollo, sino que también nos brinda herramientas prácticas para darnos cuenta cuando nos enfrentamos a un obstáculo y nos desviamos del curso.

Para dar un ejemplo de la vida real: cuando me estaba acercando a los 40 años, estaba desesperada por encontrar pareja porque se me acababa el tiempo para tener hijos. Cada vez estaba más ansiosa por mi menguante ventana de fertilidad. Entonces, un viernes por la noche, ¡tuve una cita espectacular! Luego de un único encuentro prometedor, mi mente comenzó a dar vueltas con maravillosas historias sobre nuestra futura boda. En la siguiente cita, se revelaron varias alertas rojas: me sumí en la desesperación y en sentimientos de desesperanza. Cuando me di cuenta de que mis pensamientos estaban fuera de control, di un paso atrás para tratar de averiguar por qué.

Claramente, estaba desalineada con los principios de no posesión (aparigraha) y satisfacción (santosha). Aunque no había nada malo con desear una familia, mi apego a ese resultado revelaba que me estaba aferrando a algunas creencias fundamentales. Tras una reflexión más profunda, me di cuenta de que sentía que mi valor como persona dependía de tener una vida de familia tradicional, con un esposo e hijos. Cuando esta creencia se hizo manifiesta, me cuestioné: ¿es cierto que no valgo como persona sin tener una familia? ¿Podría algo externo hacerme sentir completa? Muchas personas no sienten la necesidad de tener niños, ¿acaso valen menos por eso?

En el momento en que me senté en un espacio tranquilo y pude "contener las fluctuaciones de la mente", fui capaz de reconocer que mi valía no dependía de algo externo. Este conocimiento me ayudó a navegar ese difícil periodo en mi vida con una mayor perspectiva. En vez de creer en todos mis pensamientos (o sentirme obligada a involucrarme en una relación a cualquier costo), pude emplear esta experiencia para practicar la conexión al sentido más profundo del Ser que yace bajo las fluctuaciones de mi mente.

Alejarnos de nuestra alineación natural con los yamas y niyamas puede ser una señal de que hemos olvidado nuestra verdadera naturaleza y nos estamos identificando con nuestras historias. Estos momentos se convierten en oportunidades empoderadoras donde podemos investigar con curiosidad —y luego sanar— lo que sea que provoque esa desconexión. Aunque detectar y deshacer nuestros condicionamientos es un trabajo para muchas vidas, los yamas y niyamas pueden ayudarnos a evidenciar esos lugares donde quedamos atascados.

Replantear los yamas y niyamas como señales para nuestro viaje espiritual puede permitirnos usarlos como herramientas prácticas y poderosas para la autoconciencia y el desarrollo. Son como una especie de brújula que demuestra en qué momento estamos alineados con la práctica y cuándo nos desviamos. No solo nos ayudan a sacar a la luz las creencias que subyacen a nuestro comportamiento, también son un recordatorio permanente a encontrar la plenitud en nuestro interior.

Acerca del Maestro

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Rachel Scott
A teacher trainer and author, Rachel helps yoga teachers and studios around the world create transformational... Leer más