Pararnos sobre el tapete de yoga muchas veces nos motiva a aprender una nueva postura, una que nos parece retadora y que nos inspira a plantarnos seguros, con el abdomen firme y los músculos trabajando, en una suave danza entre la contracción y la relajación.
No importa cuán complicada nos resulte esa nueva postura, lo intentamos, si caemos nos levantamos y la sostenemos lo mejor que podemos. Hacemos todo lo posible por mantener nuestra mejor postura de acuerdo con nuestras capacidades físicas y mentales.
Esa mejor postura sobre el tapete también la podemos mantener fuera de él; cuando damos nuestros pasos en esa realidad que vivimos y que a veces puede ser agobiante.
Los problemas son parte de la cotidianidad y en Latinoamérica golpean de varias maneras, como por ejemplo los cortes de energía eléctrica, la falta de empleo, la inflación, y claro ahora la cuarentena. Pero con la práctica del yoga podemos llegar a ver todas estas realidades externas como un gran tapete de yoga, en donde practicaremos la mejor postura mental, para mantener la calma y el balance.
Algunos estilos de yoga y asanas pueden ser demandantes para el cuerpo, pero a pesar del esfuerzo continuamos el aprendizaje, sin desistir.
Ese empuje también lo podemos vivir en nuestro día a día. Los problemas en nuestra comunidad o país pueden ser esas posturas retadoras, pero que con una mente apacible, que observa atenta sus emociones, puede trabajar en mantener la tranquilidad a pesar de lo que ocurre afuera.
Cuando en clase hacemos la postura de la silla, (por ejemplo) esa en la que flexionamos las piernas, empujamos los glúteos hacia atrás y extendemos los brazos hacia arriba, es normal que sintamos que las piernas tiemblan, se cansen los brazos y la espalda.
Es posible que la mente empiece a gritar:¡Estoy cansado! ¡No puedo más! Pero el compromiso con nuestra práctica nos da ese empuje para continuar.
Esa misma actitud de perseverancia podemos cultivarla en nuestra vida frente a las complicaciones externas. Algunas de las muchas maneras que nos brinda el yoga para centrarnos son los ejercicios de respiración (pranayamas) y las herramientas para mejorar nuestra percepción, como por ejemplo el desarrollo de la fuerza de voluntad (sankalpa shakti).
“Los problemas no existen. Dominada por la ignorancia, la mente concibe problemas y se enreda en una batalla con ellos (…) En vez de atemorizarnos por un problema, tratemos de analizarlo. Cuando nuestra visión es limitada (…) lo que parece negativo desde el punto de vista de una mentalidad estrecha, resulta positivo cuando se ve con mentalidad amplia”, explica Swami Jyotirmayananda en el libro El arte de pensar positivamente.
Desarrollar la fuerza de voluntad (sankalpa shakti) para cultivar una actitud que observe las emociones y pensamientos, nos puede ayudar a identificar cuáles son esos sucesos externos que nos alteran.
“Para cultivar la fuerza de voluntad hay que ser reflexivo e introspectivo”, apunta Swami Jyotirmayananda, fundador del Yoga Research Foundation.
Es ese análisis interno lo que nos puede permitir mantener una actitud más centrada, menos reactiva y con mejor disposición como si estuviéramos practicando en el tapete de yoga.
Es así como esa situación externa que nos agita, puede verse como esa postura demandante (como la silla), pero con fuerza de voluntad para cultivar con constancia una mente más relajada, me permitirá lograr esa postura mental.
Mantener el ritmo de la respiración es clave en nuestra práctica de yoga. Enfocarnos en el proceso de inhalar y exhalar durante momentos de tensión, nos podría ayudar a mantener la mente enfocada y menos agitada.
Un tipo de respiración o pranayama ideal para calmarnos es la respiración abdominal. Algunas publicaciones y estudios médicos destacan ciertos beneficios para aliviar el estrés, aunque apuntan a seguir investigando sobre el tema.
¿Cómo lo puedes hacer? Inhala profundamente y lleva el aire hacia tu abdomen, observarás como se expande hacia afuera.
Exhala despacio y trae el abdomen de nuevo hacia adentro o a su posición natural. Puedes hacerlo al menos cinco veces.
“La respiración abdominal ayuda al intercambio completo de oxígeno y de dióxido de carbono. Por tanto, no sorprende que disminuya el ritmo cardíaco y baje o estabilice la presión sanguínea”, señala un artículo de la escuela de medicina de la Universidad de Harvard.
Esta práctica es tan accesible que no necesitas nada más que tu respiración. Incluso, si estás en una fila para pagar en el supermercado y te sientes agitado es un buen momento para intentarlo.
A medida que practicamos yoga con más constancia nuestro cuerpo se podrá ir abriendo a las asanas y mantener las posturas de acuerdo con las capacidades.
De la misma manera que la constancia es clave para volver al tapete, también lo es para cultivar una mente apacible.
Con las técnicas de respiración y de percepción para desarrollar la fuerza de voluntad, tendremos a la mano herramientas que nos permiten prepararnos ante los problemas externos.
Como en la práctica sobre el tapete, respirar y cultivar una mente más tranquila nos puede ayudar a mantener nuestra mejor postura ante la vida y sus retos.
Fotografía: Claudia Fonseca.