La propagación mundial pandémica de la infección por coronavirus (COVID-19) causada por el síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2 (SARS-CoV-2), ha provocado una profunda crisis de salud mundial.
Durante este transitar por la pandemia, nos hemos visto forzados a observar algunos de los conceptos que el yoga nos trae.
Los efectos indirectos de la pandemia sobre la salud mental en general son motivo de creciente preocupación y por supuesto que la salud física es incompleta sin el bienestar psicológico.
A medida que la pandemia de coronavirus se extendió rápidamente por todo el mundo, provocó un grado considerable de miedo y preocupación en la población en general pero sobre todo entre ciertos grupos en particular, como los adultos mayores, los proveedores de atención médica y las personas con cuestiones de salud subyacentes.
En términos de salud mental, el principal impacto psicológico hasta la fecha son las elevadas tasas de estrés y ansiedad. Estas sensaciones son las que sentimos cuando estamos preocupados, tensos o asustados, especialmente por cosas que están a punto de suceder o que creemos que podrían suceder en el futuro. Esto nos desborda, llevándonos a cambios en la presión arterial, sudoración, palpitaciones y cambios en nuestro estado de ánimo. La ansiedad puede convertirse en una cuestión de salud mental si afecta la capacidad para vivir la vida de manera plena.
Otro impacto que fue aconteciendo a medida que se fueron introduciendo en cada país nuevas medidas para regular la propagación del virus, ha sido el aumento de los niveles de soledad, depresión, consumo de alcohol y autolesiones.
Estos niveles de soledad pueden dividirse en dos aspectos, por un lado la soledad que es la sensación subjetiva de estar solo, mientras que por otro lado está el aislamiento social que tiene que ver con la frecuencia de las interacciones que cada uno tiene. Más allá de estas diferencias ambos pueden ejercer un efecto perjudicial afectando nuestro bienestar mental. Los cambios han llevado a la reducción de la eficiencia del sueño y el aumento del tiempo de vigilia. Esto se relaciona con los conceptos anteriormente desarrollados (soledad y aislamiento social) que pueden conllevar a la depresión y buscar vías (muchas veces inconscientes) para no estar presente con esa sensación. Generalmente, utilizando bebidas, sustancias o alimentos para transitar estos momentos y de esta forma, generando un círculo vicioso de desconexión.
El coronavirus ha causado desafíos sin precedentes y durante este recorrido nos hemos visto forzados a observar algunos de los conceptos que el yoga nos trae, identificados como los Kleshas o aflicciones.
El yoga no es solamente un ejercicio físico, sino que es parte de una filosofía oriental mucho más profunda, que permite encontrar la paz interior cesando las fluctuaciones mentales y nos concientiza a llevar hábitos saludables. La práctica del yoga nos ayuda a regularnos, aquietarnos, integrarnos y silenciar patrones de pensamientos densos y sutiles del campo mental.
El yoga viene a formar parte de nuestro botiquín de cuidados básicos para instalarse en nuestras vidas como forma de vivir. Nos trae conceptos de desapego, de impermanencia y también nos ayuda y nos acompaña a cómo transitar el miedo, la ansiedad, el estrés, la depresión y el aislamiento.
El Yoga Sutras de Patanjali (aforismos sobre teoría y práctica del yoga que nos guía en el viaje espiritual para recordarnos realmente quiénes somos) nos habla de los cinco Kleshas que son obstáculos para nuestro progreso espiritual. Al comprender estas Kleshas, aprenderemos a reducir su dominio sobre nuestra vida y podremos reducir el dolor y el sufrimiento para finalmente vislumbrar el yo interior (Atman). Las cinco Kleshas son avidya (ignorancia), asmita (egoísmo), raga (apego), dvesha (aversión) y abhinivesha (miedo).
Uno de los Kleshas es Adviya, que hace referencia a la ignorancia en términos del conocimiento erróneo de la realidad. Adviya, que es el Klesha principal del cual derivan los demás, tiene que ver con las ilusiones creadas por la mente.
La segunda rama es Asmita, que es confundir la conciencia verdadera con una parte de nuestra mente. Esta nace de la anterior, de la concepción errónea de la realidad. Esta falsa identificación confunde la naturaleza del vidente o del Sí mismo con la naturaleza del instrumento de percepción. En otras palabras, la identificación falsa ocurre cuando confundimos la mente, el cuerpo o los sentidos con el verdadero Ser.
Y aquí me detengo para hacer referencia al concepto de identificación con la emoción que invade nuestra mente y que pasa a través nuestro.
Cuando el cuerpo nos habla a través de un malestar, lo hace para ayudarnos a tomar conciencia de una forma de pensar que no es beneficiosa para nosotros. Esta forma de pensar, aunque de un modo inconsciente perjudica a todo nuestro ser, aparece para decirnos que ha llegado el momento de cambiar.
Es aquí cuando llegamos a nuestros límites mentales, físicos y emocionales.
La mente y el cuerpo no son dos entidades separadas ya que somos unidad. La mente y el cuerpo se comunican no sólo mediante las emociones, sino también por medio de la meditación y de la práctica del yoga desde el prana. Esto nos puede proporcionar otra vía de acceso al inconsciente, a nuestro verdadero recorrido.
La ansiedad, la depresión y los ataques de pánico nos han llevado a identificarnos con esa emoción frente a la situación vivida.
El yoga nos ayuda a observar la realidad desde otro punto de vista para trascender este Klesha y desvincularnos de la identificación de estas olas de emociones presentes.
La ansiedad es un sentimiento de vacío y aparece cuando buscamos en los acontecimientos externos anclas para nuestro apoyo interior y así nos desvinculamos de nuestra búsqueda interna. La angustia se transita cuando entramos en nuestro interior, cuando hay aceptación y unión.
La práctica del yoga nos permite abrazar con compasión lo que estamos viviendo, sabiendo que esto también pasará. Nos permite ser conscientes de que en cada instante somos mucho más que los juegos de nuestra mente ondulante. Nos permite integrar de manera amorosa nuestros sentimientos de vacío, reconciliándonos con nosotros mismos.
El tercer Klesha es Raga (apego). El apego a lo que estábamos acostumbrados, a lo llamado ¨normalidad¨, a considerar que teníamos casi todo bajo control. La impermanencia se ha plantado frente a nosotros para mostrarnos su cara: Vairagya (desapego).
Este "anhelo" es una gran causa de sufrimiento. Si no estamos satisfechos, anhelamos, y si obtenemos lo que anhelamos, consolidamos ese apego dentro de nosotros. Esto significa que nunca estamos realmente en el momento presente.
El concepto de no poder controlar y de no saber lo que sucederá, nos ha puesto en el abismo de nuestros propios límites. Límites de los cuales estábamos acostumbrados y en donde creíamos que la impermanencia era solo una palabra.
Tanto el apego (Raga) como la aversión (Dvesa) pueden empujarnos y tirarnos en todas las direcciones, lo que significa que estamos para siempre a merced de lo que necesitamos, queremos o nos gusta, y de lo que tememos y odiamos. Este efecto de empujar y tirar es otra forma de darnos cuenta de que en realidad no estamos viendo la realidad como realmente es, sino de reaccionar momento a momento a los gustos y aversiones personales que hemos acumulado con el tiempo.
Poner la razón por sobre los ciclos nos lleva al sufrimiento, ya que es imposible escapar o evitar el cambio.
El quinto Klesha Abhinivesha (miedo), nos explica que para vivir debemos tratar y enfrentarnos a nuestros miedos. Esto nos llevará a la paz interior. De nada sirve resistirse a ellos ya que terminarán dominando nuestras vidas.
Nuestra práctica de yoga nos habilita a observar nuestros miedos, a poder manejarlos y asimilarlos, y así integrarlos y abrazarlos. Y desde aquí puedes ingresar en tus propias oscuridades y aprender de él.
Algunas de las Kleshas nos afligen a diario en un nivel sutil, aunque otras pueden ser abrumadoras y causar un gran sufrimiento. Sin embargo, lo que todos estos "venenos" tienen en común es que nos impiden disfrutar plenamente de la vida, estar realmente presentes en el ahora, tener una sensación de libertad y de ser conscientes de que estamos vivos.
La situación que hemos estado viviendo desde comienzos de 2020 nos ha llevado a ver estas Kleshas sin saber cómo actuar con ellas. Hemos experimentado altos grados de aislamiento, de no tener contacto con nuestros seres queridos, de dejar de llevar la vida social que teníamos. Y esta falta de conexión desde la cercanía, desde los abrazos, desde la mirada a los ojos sin una pantalla de por medio, nos ha llevado a grandes cambios en nuestra estados de salud mental.
Una conexión desde la cercanía nos ayuda a autorregularnos y a ser espejo. Por ende, al haber perdido esa clase de conexión, nos hemos encontrado desbordados en nuestra propia regulación emocional.
Hemos experimentado cambios en nuestros estados de ánimo. Sufrimos estados de depresión, ansiedad, ataques de pánico, miedo, desesperación y nos vimos inundados de emociones sin saber cómo autorregularnos emocionalmente.
Entonces, ¿cómo transitar sanamente estos momentos de pandemia? No se trata de evitar, sino de darse cuenta de la naturaleza de la impermanencia y de estar atento a nuestros pensamientos y comportamientos.
El yoga puede ser una herramienta para autorregularnos emocionalmente y para sentirnos conectados no solo con lo que nos rodea sino como una manera de volver a nosotros mismos, de conectarnos con nosotros mismos.
Podemos utilizar las prácticas del yoga para mejorar la salud mental reduciendo el impacto psicológico de la pandemia de COVID-19.
¿Cómo entrar en conexión con nosotros mismos?
1. La respiración consciente
Muchas personas no notan su respiración hasta que se ven perturbadas ya sea por una emoción, por una enfermedad, por el miedo, etc. Sin embargo, la respiración siempre está ahí y cambia con todo lo que uno hace. Cada movimiento y cada sentir realizado afecta nuestra respiración.
Llevar la consciencia a la respiración nos ayuda a permanecer en el momento presente.
Es posible que inhalar profundamente no siempre te calme. Respirar profundamente está relacionado con el sistema nervioso simpático, que controla la respuesta de lucha o huida. La exhalación está relacionada con el sistema nervioso parasimpático, que influye en la capacidad de nuestro cuerpo para relajarse y calmarse.
2. Movimiento consciente
También podemos llevar nuestro enfoque al movimiento consciente, de pasar de una asana a otra o simplemente realizar un asana de manera armónica, un baile en la misma postura viajando hacia adentro. Esto es lo que llamamos meditación en movimiento. La misma nos permite liberar nuestra mente, dejándonos sentir livianos, renovados y conectados.
El escaneo corporal desde el movimiento nos permite ser conscientes de cada parte del cuerpo y a su vez es un ancla para el momento presente. Se trata de la conexión entre la mente y el cuerpo, y de encontrar una forma más suave y sostenible de mantener tu cuerpo fuera de la fatiga extrema que es uno de los síntomas durante y post COVID en nuestro organismo.
3. La Meditación
Si bien existen muchas formas de meditación y atención plena, las prácticas de reducción del estrés basada en la atención plena (MBSR) han mostrado mejoras en las medidas de ansiedad y depresión. Se han demostrado cambios estructurales y funcionales en el cerebro de personas con una práctica de meditación tradicional a largo plazo y en personas que han completado un programa MBSR (mindfulness-based stress reduction). La introducción de una práctica de atención plena y meditación durante esta pandemia tiene el potencial de complementar y acompañar el tratamiento a bajo costo para los que están experimentando cambios en su salud mental.
Detrás de cada una de las diferentes técnicas de meditación existe una toma de conciencia del momento presente. Ser consciente de lo que está sucediendo en el momento presente nos permite observar lo que está surgiendo y lo que está desapareciendo. Al hacer esto y al permitir que los pensamientos vayan y vengan sin apego (Vairagya), sin tratar de aferrarnos a ellos, aprendemos que sigue la calma y la quietud.
Nos permitimos así llegar a conocer nuestra propia mente con el tiempo y a ser conscientes de los patrones de pensamiento que surgen habitualmente.
No podemos controlar el brote, los resultados del brote o la respuesta de nadie al brote. En cambio, sí podemos estar presente y focalizado en lo que puedo controlar en mi propio entorno: los cuidados que realizo para protegerme y proteger al otro del no contagio, las personas con las que me comunicó, la información que consumo, la comida que preparo, y los cuidados para mi propia salud.
Recuerda que parte de nuestro transitar es sentir cierto nivel de estrés y ansiedad durante este tiempo. Sin embargo, demasiada ansiedad puede comenzar a causar daño y afectar tu bienestar físico, emocional y mental.
El yoga puede ser una gran herramienta para transitar estos momentos:
Ayuda a mejorar la calidad del sueño
Ayuda a reducir los niveles de estrés
Ayuda a reducir la motivación para comer, beber y fumar en exceso
Ayuda en la auto regulación emocional
Ayuda al aumento del químico cerebral GABA, que produce un efecto calmante
Ayuda a reducir el cortisol (la hormona del estrés)
Te invito a este simple recordatorio de dónde y cómo te encuentras hoy:
Toma una respiración profunda por narinas
Deja caer tus hombros con la exhalación por boca
Y afloja tu mandíbula
Puedes repetir cinco veces y luego obsérvate sin juicio, simplemente sé testigo de tu experimentar
El enfoque principal del yoga es la modificación de la autoconciencia y la relación con el mundo. Es un sistema completo de terapia, que incluye el desarrollo de la conciencia del cuerpo físico, las emociones, la mente y las relaciones interpersonales.
Permítete experimentar el yoga desde donde hoy te encuentras. La pandemia es real y lo que estamos viviendo y sintiendo también. Déjate sostener por la práctica del yoga que te permite entrar en conexión con todo tu ser sin rechazarlo, abrazándolo compasivamente (ahimsa) en este transitar del cual no podemos escapar.