Para entender el prana

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Todo lo que existe en los tres mundos descansa en el control del prana. Así como una madre protege a sus niños, ¡oh, prana!, protégenos y regálanos esplendor y sabiduría.

—Prasná-upanishad 2.13

Las cinco facultades principales de nuestra naturaleza —la mente, la respiración (prana), el habla, el oído y la vista— discutían una vez sobre cuál era la más importante. Para resolver esta disputa, decidieron que cada una iría dejando el cuerpo para ver cuál era la ausencia que más se echaba de menos. Primero partió el habla, pero el cuerpo continuó funcionando a pesar de estar mudo. Luego partió la vista, pero el cuerpo continuó avanzando aunque ahora estaba ciego. Después fue el turno del oído, y el cuerpo siguió adelante pese a estar sordo. Por último, partió la mente: el cuerpo siguió vivo aunque ahora estaba inconsciente. Sin embargo, en el momento en que el prana empezó a partir, el cuerpo comenzó a morir. Las otras facultades sintieron que rápidamente perdían su fuerza vital, por lo que corrieron a admitir la supremacía del prana y le pidieron que se quedara.

Esta es una vieja historia védica de la que se encuentran versiones ligeramente diferentes en varios Upanishads. El argumento inicial representa la condición humana común, en el cual nuestras facultades no están integradas, sino que compiten entre sí por nuestra atención. Pero cuando el prana se va, se hace evidente que su función es darle energía a todas nuestras otras facultades, sin la cual no pueden funcionar. La moraleja de esta historia es que para controlar nuestras facultades, primero debemos controlar el prana.

Para lograr transformaciones positivas en el cuerpo y la mente, debemos entender la energía (el prana) que los hace funcionar.

Para lograr transformaciones positivas en el cuerpo y la mente, debemos entender la energía que los hace funcionar. En sánscrito, esta fuerza se llama prana, una palabra que significa "energía primaria" —a veces también se traduce como "respiración" o "fuerza vital"— pero que, en realidad, es algo más. Las diferentes formas en las que se expresa el prana rara vez se examinan a fondo en la literatura occidental del yoga y, por esta razón, la ciencia del prana es poco comprendida pese a ser tan vasta y profunda.

El prana tiene muchos niveles de significado, abarcan desde la respiración física hasta la energía de la conciencia misma. El prana no es solo la fuerza vital básica, es el poder creativo original. Es la forma maestra de todas las energías que trabajan en cada nivel de nuestro ser. De hecho, el universo entero es una manifestación de prana. Hasta el shakti kundalini, el poder o energía interna en forma de serpiente que transforma nuestra conciencia, se desarrolla a partir del prana despierto.

A nivel cósmico hay dos aspectos del prana. El primero es el no manifiesto, la energía de la conciencia pura, que trasciende toda la creación. El segundo, el prana manifiesto, es la fuerza de creación misma. Puede decirse que el purusha (el Yo Superior) es el prana no manifiesto, la energía de la conciencia en sí misma, llamada devatma shakti o chiti shakti. Del prana no manifiesto de conciencia pura proviene el prana manifiesto de la creación, a través del cual surge todo el universo.

La naturaleza está compuesta por tres gunas o cualidades: sattva (armonía, que da origen a la mente), rajas (movimiento, que da origen al prana) y tamas (inercia, que da origen al cuerpo físico). La naturaleza es una energía activa o "rajásica". Al responder a la atracción del Yo Superior —o conciencia pura— esta energía se convierte en sátvica. Pero con la inercia de la ignorancia, esta misma energía se vuelve tamásica.

En relación con nuestra existencia física, el prana o energía vital es una modificación del elemento aire, derivada principalmente del oxígeno que respiramos. En un nivel sutil, el elemento aire corresponde al sentido del tacto. Por medio del tacto nos sentimos vivos y somos capaces de transmitir nuestra fuerza vital a los demás.

LOS KOSHAS

EL SER HUMANO TIENE CINCO KOSHAS O "ENVOLTURAS":

1. Annamaya kosha ("envoltura de alimento"). Este es el cuerpo físico, compuesto de los cinco elementos que ingerimos (tierra, agua, aire, fuego y éter).

2. Pranayama kosha ("envoltura de respiración"). Este es el cuerpo vital, compuesto de cinco aspectos del prana conocidos como vayus.

3. Manomaya kosha ("envoltura de impresiones"). Esta es la mente externa —o su nivel menor— y está ocupado por las impresiones sensoriales de los cinco tipos.

4. Vijnanamaya kosha ("envoltura de ideas"). Esta es la inteligencia en sí misma, la actividad mental dirigida.

5. Anandamaya kosha ("envoltura de experiencias"). Esta es la mente más profunda, que comprende la memoria, la mente subliminal y el subconsciente.

El pranayama kosha es la esfera de nuestras energías vitales. Esta envoltura media entre el cuerpo físico y las tres envolturas de la mente (mente externa, inteligencia y mente profunda). También media entre los cinco elementos burdos y las cinco impresiones sensoriales.

Si tomamos las palabras del Yoga Integral de Sri Aurobindo, los términos más acertados en nuestro idioma para pranayama kosha serían "envoltura vital" o "cuerpo vital". El pranayama kosha está conectado a los cinco órganos motores (excretor, genitourinario, pies, manos y órganos vocales) y es donde residen los impulsos de supervivencia, reproducción, movimiento y autoexpresión. Nos provee de entusiasmo y motivación para todo lo que hacemos.

La mayoría de nosotros estamos dominados por el cuerpo vital y sus profundos impulsos, que son necesarios para mantenernos con vida. El cuerpo vital es el hogar del ego subconsciente, que alberga nuestros distintos miedos, deseos y apegos. Muchos pasamos nuestras vidas buscando el gozo a través de este kosha en forma de placer sensorial y adquiriendo objetos materiales.

Las personas con un cuerpo vital fuerte son capaces de dejar la huella de su personalidad en el mundo y, con frecuencia, se convierten en figuras prominentes. En cambio, los que tienen un cuerpo vital débil no poseen la energía para lograr demasiadas metas y a menudo permanecen en posiciones subordinadas. Por lo general, los de naturaleza vital fuerte y egoísta dominan el mundo. Esta naturaleza puede ser uno de mayores obstáculos en el camino espiritual porque hace más difícil a la persona rendirse a algún poder superior o a cuestionar sus impulsos basados en el deseo.

Esto hace que algunas personas piensen que llevar una vida espiritual requiere la supresión del prana, pero tener un pranayama kosha fuerte es algo muy distinto a tener una vitalidad egoísta u orientada al deseo. Su fuerza no proviene del poder personal sino de nuestra entrega a la energía de lo divino. Sin un pranayama kosha espiritualmente fuerte, carecemos de la energía necesaria para hacer nuestras prácticas de manera intensa y sostenida. 

En la mitología hindú, este prana elevado está simbolizado por el dios mono Hanuman (el hijo del viento) cuya historia es relatada por el antiguo clásico indio Ramayana. Hanuman se entregó a lo divino encarnando en las formas de Rama y su esposa, Sita. Así obtuvo la habilidad de aumentar o reducir su tamaño a voluntad para derrotar todos sus enemigos y obstáculos y hacer milagros. Esa naturaleza vital espiritualmente dirigida tiene energía, curiosidad y entusiasmo, además de la habilidad de controlar los sentidos y los impulsos vitales, todos estos subordinados a una voluntad y aspiración mayor.

LOS CINCO PRANAS EN EL YOGA

El pranayama kosha está compuesto por los cinco pranas, también llamados vayus o "fuerzas del aire". Estos cinco pranas se categorizan de acuerdo a su movimiento y dirección. Es un tema importante en la medicina ayurvédica, así como en las prácticas de yoga.

Prana vayu

Prana vayu significa literalmente "aire que avanza", es el aire que se mueve hacia adentro. Gobierna todas las formas de recepción del cuerpo, desde comer, beber e inhalar hasta la entrada de impresiones sensoriales y experiencias mentales. Es de naturaleza propulsora, pone cosas en movimiento, las guía, y proporciona la energía básica que nos impulsa en la vida.

Apana vayu

Apana vayu, "el aire que sale", se mueve hacia abajo y afuera. Gobierna todas las formas de eliminación y reproducción (que también son movimientos descendentes). Rige la eliminación de las heces y la orina, la expulsión del semen, el fluido menstrual y el feto; también elimina el dióxido de carbono a través de la respiración. En un nivel más profundo, domina la eliminación de las experiencias negativas, ya sea sensoriales, emocionales o mentales. Es la base de nuestras funciones inmunológicas.

Udana vayu

Udana vayu, "el aire que se mueve hacia arriba", sube y provoca movimientos cualitativos o transformadores de la energía vital. Gobierna el desarrollo del cuerpo y la habilidad de ponerse de pie, el habla, el esfuerzo, el entusiasmo y voluntad. Es nuestra principal energía positiva, nos ayuda a desarrollar nuestras diferentes envolturas y a evolucionar en la consciencia.

Samana vayu

Samana vayu, "el aire en equilibrio", se mueve desde la periferia hacia el centro, a través de un movimiento agitado y perceptivo. Ayuda a la digestión en todos los niveles, trabajando en el tracto gastrointestinal para digerir la comida, en los pulmones para digerir el aire o absorber oxígeno y en la mente para digerir experiencias sensoriales, emocionales y mentales.

Vyana vayu

Vyana vayu, "aire que se mueve hacia afuera", se mueve desde el centro a la periferia, gobernando la circulación en todos los niveles. Mueve la comida, el agua y el oxígeno por todo el cuerpo. También mantiene circulando las emociones y los pensamientos en la mente, proporcionando impulso y fuerza. 

Los cinco pranas también pueden observarse con relación a la zona del cuerpo a la que están asociados. Prana vayu gobierna el movimiento de la energía desde la cabeza hasta el ombligo, que es el centro pránico del cuerpo físico. Apana vayu rige el movimiento desde el ombligo hacia el chakra raíz en la base de la columna. Samana vayu domina la energía regresando al ombligo desde todos lados del cuerpo. Vyana vayu gobierna el movimiento de la energía que sale desde el ombligo hacia todas partes del cuerpo. Udana vayu rige el movimiento desde el ombligo hacia la cabeza.

Los cinco pranas también pueden observarse con relación a la zona del cuerpo a la que están asociados.

En resumen, prana vayu controla la ingesta de sustancias, samana gobierna su digestión y vyana rige la circulación de los nutrientes. Udana determina la liberación de energía positiva y apana dirige la eliminación de los desechos. Esto es muy parecido al funcionamiento de una máquina eficiente: prana provee del combustible, samana convierte este combustible en energía y vyana hace circular la energía entre las diferentes estaciones de trabajo. Apana se encarga de los desechos producidos durante el proceso de conversión y udana gestiona la energía creada, permitiendo que la máquina funcione efectivamente.

La clave para la buena salud es mantener nuestros pranas trabajando en armonía. Cuando un prana se desequilibra, los demás también tienden a perder su equilibrio, debido a que todos están vinculados. Por lo general, prana y udana equilibran apana, de la misma manera que las fuerzas de energía equilibran las de eliminación. Vyana y samana se coordinan entre sí en términos de expansión y contracción.

CÓMO EL PRANA CREA EL CUERPO FÍSICO

Sin el prana, el cuerpo físico no es más que una bola de arcilla. El prana crea diferentes canales nerviosos sutiles (nadis) para esculpir el cuerpo en miembros y órganos. Estos nadis operan y energizan la materia bruta, dándole forma de tejidos y órganos. 

Prana vayu crea aberturas y canales en la cabeza y el cerebro, en dirección al corazón. Hay siete aberturas en la cabeza: los ojos, las orejas, las fosas nasales y la boca. Udana vayu ayuda al prana al crear aberturas en la parte superior, particularmente la boca y los órganos vocales. La boca es la abertura principal no solo para la cabeza sino también para el cuerpo. De hecho, el cuerpo físico es, en cierto sentido, una extensión de la boca, que es el órgano principal para comer y para la autoexpresión.

Apana vayu crea las aberturas en la parte inferior del cuerpo, las de los sistemas genitourinario y excretor. Samana vayu crea las aberturas en la parte media del cuerpo, las del sistema digestivo, centradas en el ombligo. Abre los canales de los intestinos y los órganos como el hígado y el páncreas. Vyana vayu forma los canales que recorren la periferia del cuerpo, los brazos y las piernas. Forma venas y arterias, así como músculos, tendones, articulaciones y huesos.

La respiración es la principal forma de actividad pránica del cuerpo.

El ombligo es el principal centro pránico del cuerpo físico o annamaya kosha ("cuerpo hecho de alimento"), el cual está dominado por el sistema digestivo. El prana en bruto se ingiere como alimento durante el proceso digestivo —con centro en el intestino delgado— y se asienta en los tejidos más pesados, principalmente en los músculos. No obstante, el prana también cuenta con otros centros según su función en niveles más sutiles, El corazón es el principal centro de energía para el pranayama kosha; el prana sutil que se absorbe por la respiración es transportado por la sangre gracias al movimiento del corazón. La cabeza es el principal centro de energía para manomaya kosha o envoltura mental; en este caso, la percepción sensorial dominada por los ojos y los oídos le brinda la energía necesaria.

La respiración es la principal forma de actividad pránica del cuerpo. Prana vayu rige la inhalación, samana gobierna la absorción de oxígeno (que se produce principalmente durante la retención de la respiración) y vyana domina la circulación. Apana regula la exhalación, en particular en lo que respecta a la expulsión de dióxido de carbono. Udana controla la exhalación al liberar energía positiva por medio de la respiración, como sucede al hablar o al cantar.

PRANA Y MENTE

La energía mental se deriva de la comida, la respiración y las impresiones que tomamos del mundo exterior. Prana rige la toma de impresiones sensoriales, samana gobierna su digestión mental y vyana controla la circulación mental. Por su parte, apana se ocupa de la eliminación de ideas tóxicas y emociones negativas, mientras que udana proporciona energía mental positiva, fortaleza y entusiasmo.

En un nivel psicológico, el prana rige nuestra receptividad a fuentes positivas de nutrición, sentimiento y conocimiento a través de la mente y los sentidos. Cuando se perturba, ocasiona deseos malsanos y ansias insaciables, nos equivocamos, nos desviamos y en general, nos desequilibramos.

Apana domina nuestra habilidad de eliminar pensamientos y emociones negativas. Cuando se afecta, causa depresión y nos obstruye con experiencias sin digerir que nos pesan, haciéndonos temerosos, reprimidos y débiles.

Samana nos provee de sustento, satisfacción y una mente equilibrada. Cuando se desequilibra, ocasiona apego y avaricia. En este estado, hace que nos aferremos a las cosas y nuestro comportamiento se manifiesta rígido, estancado y posesivo. 

Los pranas tienen muchas funciones especiales en las prácticas de yoga.

Vyana nos da libertad de movimiento e independencia de la mente. Cuando se desequilibra, puede causar aislamiento, desprecio y alienación. Es capaz de volvernos incapaces de unirnos a otros o de permanecer conectados con lo que estamos haciendo.

Udana nos provee de alegría y entusiasmo, y nos ayuda a despertar nuestro más elevado potencial espiritual y creativo. Cuando se perturba, puede causar orgullo y arrogancia, nos convierte en desarraigados, intentando llegar a algo más alto y perdiendo nuestra conexión con nuestros orígenes.

ASPECTOS ESPIRITUALES DE LOS PRANAS

Los pranas tienen muchas funciones especiales en las prácticas de yoga. En un nivel espiritual, samana gobierna el espacio dentro del corazón en el que el verdadero Ser habita como un fuego con siete llamas. Regula nuestro fuego interior, que debe arder constantemente. Sin la paz y el equilibrio que crea samana, no podemos regresar al centro de nuestro ser o concentrar nuestra mente.

Vyana gobierna el movimiento del prana a través de los nadis, manteniéndolos abiertos, despejados, limpios; además es responsable de su funcionamiento. Apana nos protege de las influencias astrales negativas y de las experiencias ilusorias. Prana vayu nos dota de la aspiración necesaria para el desarrollo espiritual.

Udana gobierna el desarrollo de la conciencia y lleva a la mente a los estados de sueño y sueño profundo, así como a los reinos más allá de la muerte. Udana también domina el movimiento ascendente del sushumna. Debido a que la mente se mueve con udana vayu, es generalmente el prana más importante para el desarrollo espiritual.

En la medida en que continuamos practicamos el yoga, los aspectos más sutiles de estos pranas van despertando. Esto puede ocasionar diferentes movimientos inusuales de energía en el cuerpo y la mente, incluyendo unos movimientos espontáneos llamados kriyas. Podemos sentir nuevas expansiones de energía (vyana sutil), una gran sensación de paz (samana sutil), una sensación de ligereza, como si estuviéramos levitando (udana sutil), un arraigo profundo y estabilidad (apana sutil) o simplemente una mayor vitalidad y sensibilidad (prana sutil).

TRABAJANDO CON EL PRANA

Una nutrición adecuada aumenta el prana a nivel físico. La eliminación adecuada también ayuda. En el pensamiento ayurvédico, el prana de los alimentos se absorbe en el intestino grueso, en especial en los dos tercios superiores del órgano. Por esta razón, apana es el prana más importante para la salud física.

Los Vedas dicen que los mortales comen sus alimentos con apana, mientras que los dioses se alimentan con prana. Los mortales son los tejidos físicos, sustentados por la comida adecuada. Los inmortales son los sentidos que absorben el alimento a través del mismo prana en forma de impresiones sensoriales. Para fortalecer el prana, son importantes las prácticas como los rituales y las visualizaciones, así como las terapias sensoriales que involucran el color, los sonidos o los aromas y el contacto con la naturaleza.

Practicar regularmente la respiración de las fosas alternadas es el método más importante para mantener nuestros pranas o energías en equilibrio, pero hay otro método: unir prana y apana.

La principal vía que tenemos para trabajar con el prana es por medio del pranayama, en especial con ejercicios de respiración. El yoga enfatiza la purificación del cuerpo y la mente como medio para la autorrealización y, por esta razón, hace hincapié en una dieta vegetariana rica en prana —alimentos repletos de fuerza vital—, así como una mente arraigada en valores éticos —por ejemplo, la honradez y la no-violencia— y en disciplinas espirituales. Una mente y cuerpo impuros, tóxicos o perturbados no pueden alcanzar el Ser superior. La clave para purificar el cuerpo y la mente es el prana que los une. El método principal es la purificación de los nadis, canales a través de los cuales fluye el prana.

Aunque todos los ejercicios de respiración del yoga resultan ser muy útiles en este tema, el más importante es nadi shodhana (respiración alterna de las fosas nasales), ya que ayuda a equilibrar los flujos derecho e izquierdo del prana. Según el sistema del yoga, tanto en el cuerpo como en todos sus canales hay un lado predominante. El lado derecho es de naturaleza solar y ayuda en actividades como la digestión, el trabajo y la concentración; su constitución es pitta o ardiente. El nadi izquierdo, o lunar, es un nadi kapha o de predominio del elemento agua. Brinda apoyo en actividades como el descanso, el sueño y la relajación.

Practicar regularmente la respiración de las fosas nasales alternadas es el método principal para mantener nuestros pranas o energías en equilibrio, pero hay otro método: unir prana y apana. El apana vayu, que está alineado con la fuerza de gravedad, normalmente se mueve hacia abajo, resultando no solo en enfermedad y la muerte, sino también en movimiento descendente de la conciencia. Por otro lado, prana vayu tiende a dispersarse hacia arriba a través de la mente y los sentidos, y es nuestro camino a las energías superiores. Las prácticas de yoga buscan subir el apana y bajar el prana para que puedan unirse; esto ayuda a equilibrar todos los pranas. Al lograrlo, el fuego interno (kundalini) se enciende en la región del ombligo. Para este fin, es importante la práctica de mula bandha (el bloqueo de raíz). 

Mantra y meditación

Los pranas en la mente se pueden manejar de manera directa. Hay técnicas de pranayama que trabajan con la mente y los sentidos y no se limitan solamente a la respiración. El color y el sonido (la música) son vías fundamentales para dirigir la energía a la mente, pero la mejor técnica de todas es recitar mantras. Los de una sola sola sílaba (bijas), como el Om, crean vibraciones que ayudan a dirigir la energía positiva al subconsciente. La meditación por sí misma crea espacio en la mente y sirve para crear más prana. Cuando la mente es llevada a un estado silencioso y receptivo, como una extensión del cielo, surge una nueva energía que puede producir grandes transformaciones.

Todos los caminos del yoga se fundamentan en el control del prana. Bhakti yoga, el yoga de la devoción, produce la transformación pránica al permitirnos la unión con el prana divino. Karma yoga, el servicio, se basa en alinearnos con la voluntad divina, lo cual nos da acceso a más prana, no solo para actuar desinteresadamente sino también para el desarrollo interior.

El yoga clásico o raja yoga se dedica al control de actividades mentales (chitta vrittis). La vibración de la mente (chitta spanda) sigue la vibración del prana (prana spanda), por esto podemos decir que el pranayama ayuda al control de la mente. También ayuda a controlar los sentidos (pratyahara), ya que conduce nuestra conciencia desde ellos hacia nuestro interior. 

El hatha yoga se ocupa principalmente del prana, las posturas se dan como una expresión del movimiento pránico. Muchos grandes maestros yoguis han aprendido las posturas no desde la práctica mecánica, sino a través del poder de su prana despierto.

Jnana yoga, el yoga del conocimiento, requiere una fuerte voluntad y concentración. En este yoga se debe crear el prana de la indagación, lo que significa que debemos investigarnos a nosotros mismos en nuestra verdadera naturaleza, no solo mentalmente sino también en nuestras actividades diarias. Sin un udana vayu bien desarrollado no es posible lograrlo.

De hecho, tal como los Vedas nos dicen, todos estamos bajo el control del prana. Prana es el sol que imparte vida y luz a todos y habita dentro del corazón como el Ser de todas las criaturas. El prana que hay en nosotros nos da la vida y nos permite actuar. Debemos aprender a abrirnos y a dar la bienvenida a esta fuerza mayor para traerla más plenamente a nuestra vida y acciones: este es uno de los más grandes secretos del yoga.

Acerca del Maestro

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David Frawley
Dr. David Frawley (Pandit Vamadeva Shastri) D. Litt., Padma Bhushan is a western born teacher or guru... Leer más