Acuéstate de espaldas. Separa los pies lo suficiente para que puedas abrirlos y dejarlos caer cómodamente, con los talones hacia dentro y los dedos hacia fuera. Apoya los brazos a los lados, dejando un espacio adecuado entre los brazos y tu cuerpo. Gira las palmas de las manos hacia arriba y acerca un poco los omóplatos para abrir el pecho. Mantén el mentón alineado con la frente. Puedes cerrar los ojos o mantenerlos abiertos y relajados.
Si te duele la parte baja de la espalda, coloca una manta enrollada debajo de las rodillas. Si te sientes agitado, apoya una manta doblada sobre la parte superior de los muslos. Si el mentón está más alto que la frente o la cabeza o el cuello se siente incómodo, coloca una manta doblada o un almohadón debajo de la cabeza y el cuello.