Comienza en posición de cuclillas con los pies y las piernas juntas, los talones elevados del suelo y las puntas de los dedos de las manos apoyados en el piso delante de ti. Lleva las manos hacia la izquierda, acercando la parte superior del brazo derecho a la parte externa del muslo izquierdo para efectuar una torsión.
Ahora, lleva la mano izquierda hacia la izquierda, de modo que tus manos queden separadas a la distancia de los hombros o un poco más. Apóyalas con firmeza en el suelo y separa los dedos de manera uniforme. Tus manos no estarán paralelas al borde largo del tapete, sino que quedarán en un ángulo de 45 grados aproximadamente.
Genera resistencia haciendo fuerza desde los pulgares en dirección al resto de los dedos y desde los dedos en dirección a los pulgares (como si estuvieras arañando el suelo). Presiona con las yemas y los metacarpos y traslada un poco más de peso a los bordes internos de las manos.
Comienza a desplazar el peso de tu cuerpo hacia delante, abriendo el pecho mientras doblas los codos. Despega el pie derecho del suelo con los dedos separados. A continuación, fíjate si puedes levantar el pie izquierdo hasta juntarlo con el derecho, presionando los lados internos uno contra el otro. Mantén la apertura del pecho y las clavículas para evitar que los hombros se encorven.
Aunque a la larga apoyarás únicamente las piernas sobre el brazo derecho (el más cercano al borde delantero del tapete), al principio puede que te resulte más fácil si apoyas el lado izquierdo de las caderas sobre el brazo izquierdo. Debes tener especial cuidado de que el hombro izquierdo no caiga. Mantén la apertura del pecho y las clavículas.