¿Qué es el mindfulness?

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Imagina que eres un pájaro posado en un árbol, contemplando el mundo a través de tu mirada de ave. No te identificas culturalmente con nada, no piensas en tu pasado ni te interesa planificar tu futuro. El vasto paisaje no precisa etiquetas. Las altas ramas te brindan confort y refugio. La naturaleza te proporciona alimento. No hay bien ni mal, solo sensaciones. La luz del sol, el viento, la lluvia, la nieve: elementos terrestres que se despliegan de forma natural, sin juicios. Tu yo-pájaro no experimenta ningún sentimiento de posesión por los pequeños pájaros que han huido hace tiempo del nido ni tiene ningún sentido de propiedad sobre el árbol en el que estás posado. Al oír una melódica estela de trinos procedentes de la rama vecina, la alegría se agita desde la profundidad de tu ser y burbujea en tu interior. Incapaz de contenerte ni un instante más, tus alas se despliegan. Al sentir la suave brisa contra ellas, te inclinas lentamente y te sumerges en la cálida corriente.

¿Has sentido alguna vez como si tocaras el momento, abriendo de manera consciente el ojo de la mente para experimentar plenamente el presente? ¿Te ha sucedido? ¿Te gustaría intentarlo?

Cierra los ojos. Respira profundamente tres veces. Al abrir los ojos, escanea lentamente la habitación e intenta captar todos los detalles que puedas. Fíjate en los colores, las texturas, las formas y los sonidos. No hace falta que los etiquetes. Simplemente regístralos. Ahora, cuando hayas terminado, mira tu mano; extiende el dedo índice y toca la punta de tu nariz.

...Cinco, seis, siete minutos después...

Bien.

Esto es el mindfulness o la atención plena.

El mindfulness es un proceso mediante el cual se desarrolla la capacidad de implicarse momentáneamente. No es una técnica para obtener el éxtasis o la felicidad, sino un método para descubrir la paz. Nuestras seis puertas sensoriales (vista, olfato, sonido, gusto, tacto y pensamiento) son los medios por los cuales experimentamos el mundo. Los primeros cinco sentidos son simplemente los métodos mediante los cuales el cerebro recibe los datos. Sin embargo, es la mente la que evalúa, tiñe la experiencia y se encarga de etiquetarla.

No es una técnica para obtener el éxtasis o la felicidad, sino un método para descubrir la paz.

El mindfulness consiste en hacer foco una y otra vez (momento a momento) sobre el objeto de nuestra conciencia. Si escuchamos, nos concentramos en escuchar; si nos ponemos los zapatos, nos concentramos en ponernos los zapatos. Esto significa dirigir toda la conciencia al objeto de atención: la sensación del calcetín en el pie, el sonido que se produce al deslizar el pie dentro del zapato, la flexibilidad de la tela, la sensación de los dedos al deslizarse por la plantilla.

Cuando se dice “implicarse momentáneamente”, no se trata de una denominación inapropiada. La ciencia nos ha enseñado que todos los objetos del universo son haces de energía que vibran a distintas frecuencias. Nada es estático. En todo momento, nuestro mundo está cambiando por completo. El mindfulness abre la puerta a la atención plena, apoyando nuestra capacidad de implicarnos. Nos ayuda a ser empleados más detallistas, mejores amigos y padres más atentos. El desarrollo de esta habilidad teje un hilo transparente de lucidez en todo el entramado de nuestra existencia. Pero lo más importante es que facilita la expresión más plena de nosotros mismos y de aquellos aspectos auténticos de nuestro ser con los que no conectamos desde hace largo tiempo.

Los pasos para desarrollar la atención plena son aparentemente sencillos. Sin embargo, su ejecución no está exenta de complicaciones. El desafío se encuentra en el ámbito de nuestros pensamientos, ya que representan la mayor fuente de dispersión en nuestra capacidad de absorber el momento presente. Nos vemos arrastrados a reflexionar sobre el pasado, soñar con el futuro y pensar en lo que eso supone para nuestra experiencia en el momento presente.

El proceso puede ser engañoso, la puerta a la implicación no se abrirá por silenciar los pensamientos, sino que la clave para silenciarlos radica en implicarnos momentáneamente. Al concentrarnos intensamente en la tarea que tenemos entre manos, el pensamiento discursivo no podrá ocupar el espacio tranquilo de nuestra mente. El juicio cesa. Entonces, por ese momento, podemos simplemente ser.

El mindfulness no es un estado de consciencia permanente. Es un proceso constante que profundiza en la riqueza de nuestra experiencia, sin que los pensamientos oscuros sobre lo bueno, lo malo, lo correcto y lo incorrecto nublen nuestra claridad. Es una habilidad que puede practicarse cada segundo de cada día y, al igual que la meditación, no podemos desarrollarla simplemente leyendo sobre ella.

El mindfulness no es un estado de consciencia permanente.

Tocar el momento, aunque sea brevemente, es una experiencia que vale la pena saborear. Quizá al principio solo dure fracciones de segundo. Con la práctica, lograrás que se conviertan en minutos, lo que terminará enriqueciendo todos los aspectos de tu experiencia vital.

...al oír una melódica estela de trinos procedentes de la rama vecina, la alegría se agita desde la profundidad de tu ser y burbujea en tu interior. Incapaz de contenerte ni un instante más, tus alas se despliegan. Al sentir la suave brisa contra ellas, te inclinas lentamente y te sumerges en la cálida corriente.

Acerca del Maestro

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Christine Fowle
Principal writer for Searching for OM and founder of Udumbara Yoga, Christine Fowle has studied yoga... Leer más