A lo largo de esta práctica recrearemos la travesía que realiza el Yogui para alcanzar su realización. Así, a través de la práctica de Navasana, conectaremos con los requisitos previos a cualquier travesía: Elevar el ancla, dejando atrás aquello que ya no nos sirve (y también nuestras expectativas y auto-exigencias). Buscar un buen capitán (escuchando nuestra sabiduría interior para graduar nuestro esfuerzo). Estar en contacto con la corriente (no desconectarnos de nuestro entorno) y saber cuándo abandonar el barco y llegar a tierra. Esto último lo hacemos a través de la transición a Kurmasana. A través de Kurmasana, practicamos Pratyahara y conectamos con la constancia, la fuerza y el vigor mental que necesitamos para superar los retos y vicisitudes que encontramos en nuestra vida.