Si nunca has meditado y te gustaría probarlo, ésta es la práctica adecuada. En ella se explica con claridad la manera en que debes sentarte, además de abrir el apetito meditativo con una breve exposición de algunos de sus beneficios. Es una práctica sencilla, en la que se intenta mantener la atención mental fija en un único foco o soporte, en este caso la respiración. Es importante que cuando te sientes a meditar, lo hagas sin ninguna expectativa ni idea preconcebida de lo que va a suceder, todo tiene cabida y todo es bienvenido. Habrá días que tu meditación será más tranquila, y otros en que tu mente estará más inquieta, en otro momento estarás somnoliento y te costará mantenerte despierto; vendrán pensamientos, recuerdos, grandes ideas o planes futuros. Acepta cada hecho como lo que es, y no le des más importancia de la que tiene. Por último, te recomendamos que seas paciente y amable contigo mismo. Y aunque a veces sientas ganas de levantarte y abandonar la práctica, te animamos a que perseveres y mantengas la constancia. Aún cuando no te lo parezca, estarás beneficiándote de ello.