La meditación Tonglen está hecha para cultivar la compasión hacia el planeta. Su punto de partida es que estamos todos conectados y que todo aquello que nos genera sufrimiento está contenido en nosotros. Está hecha para practicar de manera formal, o súbitamente mientras llegan a nosotros situaciones o emociones que nos incomodan, nos hacen sufrir o nos molestan del entorno en el que vivimos. Nos reconforta y nos hace sentir nuestro poder personal nuevamente, haciéndonos responsables de la transformación de nuestra realidad.