Después de haber intentado durante dos años tener mi primer hijo, recibí con enorme gratitud el nacimiento de cuatro hijos en solo seis años. Sin embargo, mi euforia estaba empañada por un agotamiento extremo: puedo recordar de manera visceral cómo intentaba en mis primeros días de maternidad hacer las mismas cosas que siempre había hecho, además de cuidar a mi bebé (algo ridículo en retrospectiva). Con cada nuevo hijo, fui aprendiendo a hacer menos cosas y a asegurarme de tener más ayuda. Pero solo cuando conocí los seis pilares de la vida yóguica comprendí qué hacer para que mi vida familiar fuera lo más fácil posible de gestionar.
Los pilares han sido de gran ayuda en mi vida como madre, ojalá los hubiera conocido cuando era primeriza. Espero que este artículo ayude a otros padres y madres —primerizos o no— a utilizarlos para sostener a su familia del mismo modo que sostienen la mía.
1. Cultivar buenos hábitos alimenticios.
• El cuidado de los niños demanda mucha energía. Tanto los padres como los pequeños necesitan comidas regulares y nutritivas que les proporcionen la energía que requieren. Presta atención a la cantidad de energía que tu familia necesita para mantener sus actividades diarias —y a la efectividad de los diferentes alimentos para proporcionar esa energía— y luego alimenta a ti y a los tuyos de acuerdo a esas necesidades.
• Dar las gracias antes de comer permite que la mente y el cuerpo realicen con calma la transición a las tareas de comer y digerir. Alimentarse en intervalos regulares, preparar la comida con buenas intenciones y hacerlo en un entorno tranquilo favorecerá la digestión y mantendrá estables los niveles de energía.
2. Encontrar una actividad física que sea adecuada para ti y tu familia y practicarla con regularidad.
• Encuentra algún tipo de actividad física que te guste —ya sea yoga, danza, caminar o correr— y reserva cierto tiempo para practicarla todos los días, aunque solo sea por 10 minutos. Presta atención a tu respiración mientras te mueves y deja que guíe la intensidad de tu práctica.
3. Cultivar hábitos de sueño saludables
Establece un horario regular para ir a la cama que te permita descansar lo suficiente. El adagio ayurvédico "duerme cuando el sol se pone y levántate cuando sale" puede ser poco práctico hoy en día. Un criterio más moderno es ir a la cama a las 10 de la noche y levantarse a las 6 de la mañana. Si tu rutina de sueño actual es muy diferente a la que deseas lograr, trabaja para conseguir tu objetivo de forma gradual. Prueba acostarte y levantarte 15 minutos antes cada semana para que tu cuerpo se vaya adaptando.
• Desarrollar una rutina de relajación durante la hora previa a acostarse también es muy útil, tanto para nosotros como para nuestros hijos. Puedes beber un vaso de leche o té caliente, tomar un baño, leer un libro que tenga un efecto relajante o dar las gracias por las bendiciones del día. Procura aquietar tu mente hasta que esté clara y tranquila. La sabiduría ayurvédica sostiene que el estado en el que te duermes será el estado en el que te despiertes.
Estos tres primeros pilares son la base de los tres siguientes. Como dice mi profesora de yoga Ann Maxwell: "Cuando tenemos los tres primeros pilares de alimentación, movimiento y sueño en su lugar y programados en intervalos regulares, el cuerpo puede confiar en ese sostén regular y sabrá que tiene oportunidades de sanarse a sí mismo a lo largo del día."
4. Controlar el estrés con la respiración consciente
• Observa y nutre tu respiración. Nuestra respiración cambia cuando estamos estresados, por lo que una de las mejores formas de gestionar el estrés es respirar conscientemente en intervalos regulares a lo largo del día. Dedica unos minutos al levantarte, al mediodía y al anochecer para ser consciente de tu respiración, pero recuerda que puedes practicar esta técnica de respiración consciente en cualquier momento y lugar.
• Para empezar, préstale atención a la calidad de tu respiración. La respiración relajada y consciente que ayuda a integrar el cuerpo y la mente es profunda y uniforme. A continuación, observa en qué zona de tu cuerpo sientes su movimiento. Establece la intención de sentir que tu respiración se mueve por todo tu cuerpo, no solo en el abdomen o el pecho.
• Cuando sientas estrés, observa qué sucede con tu respiración: probablemente se vuelva irregular y más superficial. Si eres capaz de notar ese cambio, entonces puedes recuperar la calma estabilizando y profundizando conscientemente tu respiración.
5. Practicar una rutina de higiene y cuidado personal.
• Puedes cuidar aún más de tu constitución general con prácticas ayurvédicas como el raspado de la lengua, el uso de una olla neti para la irrigación nasal, la aplicación de aceite nasya, el cepillado en seco para estimular el sistema linfático y circulatorio o la práctica del masaje abhyanga (con aceite corporal) para calmar el sistema nervioso.
6. Desarrollar prácticas de autoconocimiento y autorreflexión.
• Observa las elecciones que tomas y evalúa sus efectos con compasión.
• Reflexiona sobre el efecto que tienen en ti los pilares: ¿Cómo me hace sentir lo que como? Cuando me acuesto a una hora determinada, ¿cómo se ve afectada mi energía? ¿Qué efecto tiene el hecho de hacer o no hacer ejercicio? ¿Cómo es mi respiración? ¿Cómo ayudan a mi mente las prácticas de higiene y cuidado personal?
• Observa las reacciones que tienes ante tus hijos, piensa en el origen de estas reacciones y en el futuro procura responder en lugar de reaccionar.
• Observa cómo tus pensamientos moldean tu experiencia. Por ejemplo, si piensas que el día va a ser largo y duro y lo afrontas con temor, lo más probable es que así se sienta. Pero si simplemente te centras en cada momento en satisfacer tus necesidades diarias y las de tu familia, es probable que te entregues a la alegría de la crianza con mayor facilidad.
• Desarrolla una práctica de meditación para cultivar la compasión y para ser más consciente de tus creencias, pensamientos y de cómo te tratas a ti mismo y a los demás.
Poner en práctica estos pilares contribuirá a mantener tu mente y cuerpo sanos y les permitirá a ti y a tu familia avanzar hacia todo su potencial con una mayor conciencia de sí mismos. Si adoptas estos pilares y luego dejas de practicarlos, no te preocupes: recuerda que lo importante es volver a la práctica y no el hecho de haberte alejado. Solo necesitas darte cuenta y volver a comprometerte.