Como sucede con la acupuntura y la acupresión, a los mudras (sellos o gestos energéticos) se les adjudica el poder de influir en el flujo de energía que corre a través del cuerpo.
Pushan mudra (el gesto de la digestión) es usado para activar el prana vayu (la energía de la receptividad), el samana vayu (la energía de la digestión y la asimilación) y el apana vayu (la energía de la eliminación). A diferencia de otros mudras en los que ambas manos se colocan en la misma posición, en este caso los dedos de la mano derecha crean una posición receptiva, mientras que los de la izquierda generan la forma que representa la eliminación.
Pushan es una deidad solar que conduce las almas al más allá. También se aparece en los momentos de transición en la vida, como en el matrimonio, una mudanza o el nacimiento de un bebé; es decir, momentos que resultan difíciles de digerir. Es por eso que pushan mudra se utiliza para asimilar y procesar las ansiedades que puedan surgir en las nuevas etapas de la vida.
A nivel físico, pushan mudra —asociado a menudo con el estómago, el hígado y la vesícula biliar— se practica para aliviar las náuseas, las flatulencias y los efectos de las comidas abundantes, aunque no debe reemplazar el tratamiento médico. En el nivel emocional y mental, cuando los tiempos cambian y necesitamos ayuda extra para "digerir mejor la vida", los mudras como pushan pueden ser nuestro "yoga portátil".
Mudra de la mano derecha
Para problemas del tracto gastrointestinal superior, como el reflujo y los eructos:
Presiona las puntas de los dedos índice y medio contra la punta del pulgar. Los dedos anular y meñique deben estar rectos, con la palma hacia arriba.
Para problemas del tracto gastrointestinal inferior como gases, hinchazón o estreñimiento:
Presiona la punta de los dedos anular y meñique contra el pulgar. Los dedos índice y medio deben estar rectos, con la palma hacia arriba.
Mudra de la mano izquierda
Los gestos de la mano izquierda también funcionan para los mismos problemas gastrointestinales:
Presiona las puntas de los dedos medio y anular contra la punta del pulgar. Los dedos índice y meñique deben estar rectos, con la palma hacia arriba (una de mis hijas sugiere que, si olvidas cómo realizar esta posición, puedes memorizar que "la forma que hace la mano se parece a una llama").
Con el dorso de las manos en los muslos (un lugar que no tensiona los brazos ni los hombros), incrementa la presión de las puntas de los dedos sobre pulgar mientras inhalas. Luego, suelta un poco la presión al exhalar para lograr un efecto relajante.
Tradicionalmente, los mudras se practican por 45 minutos al día, en intervalos de 5 minutos (con la finalidad de balancear los cinco elementos), pero si les dedicas menos tiempo recibirás igualmente sus beneficios. Aunque se puede disfrutar de este mudra en cualquier posición, me gusta practicarlo en vajrasana (postura de la roca) o bhadrasana (postura de la mariposa). Esta última es una postura donde las rodillas están ampliamente separadas y los dedos gordos se tocan, lo que sirve para estimular todavía más los meridianos digestivos.
En resumen, podemos decir que algunas experiencias son más difíciles de digerir que otras, pero si combinamos las técnicas clásicas (como la conciencia de la respiración) con el pushan mudra, podremos movernos con sencillez y sutileza entre las transiciones en todos los niveles del ser.